El llanto desgarrador de Jordan, entre un nuevo anillo y la muerte de su padre
Después del retiro tras el asesinato de su papá, el número 23 volvió a demostrar que era el mejor de la liga y se consagró campeón con los Chicago Bulls en la temporada histórica 1995/96.
Fue el final esperado por todos. El desenlace de una película que no podía tener otro cierre. Después de haber estado alejado del básquet durante 21 meses y tras un regreso que terminó con una gran desilusión, Michael Jordan volvió a ocupar el trono de la NBA en 1996.
Jordan se preparó especialmente para volver a ser el jugador más dominante de la liga. Después de regresar al deporte que lo catapultó como una estrella mundial tras su paso por el béisbol, MJ hizo un plan especial para acondicionar su cuerpo. Con el objetivo de liderar a los Bulls a otro campeonato y mientras filmaba la película Space Jam, los estudios Warner le crearon el Jordan Dome, un espacio con una cancha y pesas para entrenarse antes del inicio de una temporada que lo marcó para siempre.
Aquella fue una temporada inolvidable para los Bulls. También histórica. El equipo liderado por Jordan, Scottie Pippen y el recién llegado Dennis Rodman le agregó una página gloriosa a la NBA luego de conseguir el mejor récord de victorias en una temporada regular hasta ese momento. Fueron 72 triunfos en 82 partidos. Y en los playoffs, el ritmo arrollador continuó: Chicago sólo perdió tres partidos, incluídos los dos en las finales ante los Seattle Supersonics para ganar su cuarto anillo de campeón en seis años.
El sexto partido de la serie fue un día muy especial para MJ. Por primera vez en toda su carrera, en la antesala de un nuevo título, su padre James no estuvo junto a él. Es más, aquel domingo 16 de junio se celebró el Día del Padre en los Estados Unidos, un escenario que afectó al histórico 23. Estuvo errático en un juego definitorio: sólo encestó 5 de sus 19 intentos al aro, pero aprovechó sus viajes a la línea de tiros libres para sumar 22 puntos y ayudar al equipo de Phil Jackson a ganar 87-75 y cerrar la serie a su favor por 4-2.
Una vez que se consumó el triunfo, el United Center se puso a celebrar. Lo primero que hizo Jordan cuando sonó la chicharra fue ir a buscar la última pelota del partido. La tomó y se tiró al suelo. Es más, antes de la ceremonia de premiación en la que fue elegido el jugador más valioso de las finales de la NBA, se desplomó en el suelo y expuso toda su emoción en una imagen que quedó grabada como una de las más sentimentales de Michael en toda su carrera.
En uno de los capítulos de la nueva entrega de The Last Dance, la serie documental que hace foco en la última temporada de los míticos Chicago Bulls de los 90’s, se puede escuchar el audio inédito del desgarrador llanto de Jordan en el vestuario. Acongojado por la ausencia de su padre, una figura que marcó su vida personal y que lo impulsó a convertirse en el feroz competidor que fue dentro de una cancha, MJ no pudo contener su tristeza.
Cuando llegó el momento de la celebración frente a las cámaras, el 23 volvió a exponer lo especial que fue esa jornada histórica para él. “Bueno, ni siquiera puedo ponerlo en palabras. En el día del padre con lo que significa para mí... Sé que él está mirando. Esto es para mi esposa, mis hijos, para mi madre, mis hermanos y hermanas. Esto es para papi, estoy muy feliz por él", le contestó al periodista y amigo personal Ahmad Rashad.
Jordan volvió a ser campeón. Volvió a transformarse en el rey de la NBA. Una historia que sucedió hace 24 años y que marcó el regreso victorioso de la figura máxima del básquet.