La llamativa historia de Sebastián Vidal, clave en el ascenso de Unión en 2011
El Pollo, quien fue titular en el equipo de Unión que ascendió en 2011, reveó los motivos por los cuales decidió alejarse del fútbol y contó su pasión por la política.
Sebastián Vidal supo defender los colores de Patronato en la Primera B Nacional 2012/13, cuando el equipo paranaense daba sus primeros pasos en el profesionalismo. Venía de jugar en Unión de Santa Fe, donde se transformó en el volante central que en aquel momento, dirigido por Frank Kudelka, se adjudicó uno de los ascensos a la Primera División, detrás de Atlético de Rafaela.
Vidal, de inferiores en Boca Juniors, había llegado a préstamo a la capital entrerriana y ya desde aquel momento alternaba sus horas de entrenamiento, concentraciones y partidos, con apuntes universitarios y militancia política. Ese camino no lo abandonó a pesar de su carrera como profesional y transitó por ambos hasta que decidió colgar los botines con apenas 30 años, en diciembre de 2019. Una semana después asumió como secretario de Deportes del municipio de Avellaneda.
“Durante muchos años de mi carrera fui combinando el fútbol con la militancia y el estudio. Y ya hace un par de años que en mi escala de prioridades al fútbol lo tomaba como un trabajo y le empecé a dar mucho espacio a la militancia política y al estudio. En 2019, después de las elecciones, me llamó el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi para ofrecerme la Secretaria de Deportes del municipio y, si bien podía continuar con mi carrera, creí que por mi recorrido era el momento de rumbear para ese lado”, expresó el volante que llegó al equipo que dirigían Luis Medero y Pablo Marini, luego reemplazados por Diego Osella.
“Empecé a participar en política a los 17 años. No tenía una familia militante, hoy sí. Es como que soy pionero. Comencé a militar en el 2007, en esa época en que por ahí hubo un auge y un renacer de la militancia, a partir del kirchnerismo y fundamentalmente, a mi criterio, de la figura de Néstor Kirchner. Y esto se masificó más después de su muerte. En ese momento se dio un boom de la militancia, en donde muchos de los que se sintieron interpelados comenzaron a participar más activamente”, recordó en diálogo con TyC Sports.
Con tan sólo 8 años, Vidal comenzó a jugar en las infantiles de Boca. Formó parte de la categoría ‘89 y en ese camino tuvo como compañeros en Reserva a Juan Sánchez Miño, Nicolás Colazo, Pichi Erbes, Gastón Sauro, Ezequiel Muñoz y Emiliano Insúa, entre otros. Después pasó por la Comisiòn de Actividades Infantiles, Unión de Santa Fe, Patronato, Temperley y Excursionistas. En el último se retiró, luego de 12 años de carrera.
–¿Y qué pensás de los que señalan que son apolíticos?
–Para mí no existe tal cosa. No hablar, no decir, no participar, también es una decisión política analizada desde el punto de vista individual. Igual creo que debe hacerse un análisis cultural más general. Creo que vivimos en un sistema que está pensado para que la gente elija no participar. Con una denigración fuerte de la política y de la militancia en donde se incentiva eso. Hay como un gran truco, le decimos a la mayoría que no se meta y el poder lo maneja un pequeño grupo en función de sus intereses.
–¿La política te llena más que el fútbol?
–En un momento con 24 años, me había desencantado del fútbol. No me generaba mucha satisfacción el hecho de ganar o perder un partido. Con el tiempo lo empecé a entender de otro lado y me volví a enamorar en el final de mi carrera. Pero a mí la política me parece una práctica superadora, que en lo personal siempre me llenó muchísimo.
–¿Qué es lo que te desencantó del fútbol?
–El entorno me fue generando una desidealización y esto impactó en que no me provocara tanta motivación el prepararme para ganar un partido. Todo el ritual me parecía hasta ridículo, como un gran acting pero después me di cuenta que no, que el trabajar para lograr un objetivo deportivo también es algo noble e importante. Y hacía el final de la carrera recuperé el amor y entendí que lo que me molestaba del entorno no era patrimonio del fútbol sino que estaba en todos lados. Cuando hablo del entorno, me refiero a la rosca, a los dirigentes, representantes, algunas cuestiones de la relación entre el hincha y el futbolista. El mismo vínculo a veces entre colegas. Todo esto me provocó un desgaste, un hastío que después lo resolví y en el final pude disfrutar de la profesión y del juego.
En ese momento donde ser futbolista no lo llenaba, cuando se encontraba desencantado, Vidal empezó a estudiar. Fue así que se recibió de Técnico en Gestión Pública y Comunicación, además de cursar cuatro años de Economía. Este fue el camino elegido para vehiculizar sus inquietudes y cierta insatisfacción.
–Vos pudiste jugar y estudiar: ¿el fútbol no te absorbió todo?
–Es cierto que hay una bajada medio implícita de que tenés que poner tu cabeza 100 por ciento ahí. Y a veces por el lugar donde estás y el nivel de competencia se hace difícil, pero la realidad es que no es imposible estudiar. De hecho hay gente que trabaja muchas horas más que un futbolista y, además, estudia. Yo creo qué pasa por motiva al jugador o desmotivar. Y en el caso del fútbol, al jugador se lo desmotiva para buscar otros caminos.
–¿Por estudiar eras visto como un bicho raro?
–Era raro porque muchas veces llevaba los apuntes a la concentración, donde generalmente son otras cosas las que se hacen en términos de socialización, y le dedicaba bastante tiempo al estudio. Pero igual creo que hacía un esfuerzo para mostrar lo que estaba haciendo y que eso se naturalizara.
–¿Qué opinás cuando se dice que el jugador vive en una burbuja?
–Es difícil pedirle al futbolista que tenga una participación mayor cuando es algo que no se promueve en muchos ámbitos de la sociedad. A eso hay que agregarle que el jugador de Primera, en general, suele tener una posición económica acomodada, en donde de alguna manera el sistema lo beneficia. Pero cuando empezás a bajar al Ascenso, como me sucedió a mí, ves a tus compañeros más afectados por el aumento del transporte público o las tarifas, por ejemplo. Y esto hace que por ahí tomen más conciencia.
–Siempre hubo diferencias entre el futbolista del Ascenso y el de Primera: ¿creés que la pandemia puso más de manifiesto estas desigualdades?
–En el caso del fútbol es como la sociedad, el que tenía un trabajo precario la pasa mal, el que tenía un salario bajo, no lo cobra o recibe la mitad. El que tiene un respaldo puede atravesar este contexto de una manera más tranquila. Creo que la Pandemia no trajo nada nuevo si no que desnudó muchas cuestiones que ya estaban latentes. La mayoría de los futbolistas tienen contratos bajos y precarizados.
–En términos de porcentaje, ¿cuántos son los que están en una situación de privilegio dentro del universo de futbolistas?
Yo estoy en un espacio que se formó el año pasado, que se llama Futbolistxs Unidxs, y desde allí lanzamos un registro de futbolistas donde pudimos recabar mucha información. Contestaron las preguntas 1.200 jugadores. Y el número que arrojó es que aproximadamente el 10 por ciento tiene una situación realmente holgada. Nosotros desde este espacio queremos visibilizar qué hay otro fútbol, en donde muchos pibes ganan 20 o 15 mil pesos. Nosotros pensamos qué hay unos 5 mil futbolistas entre profesionales, semiprofesionales, femenino y masculino, en donde quizás son 400 los que tienen un pasar acomodado. Pero este número está lejos de representar al universo de futbolistas.
–¿Y fue a partir de esto que se te ocurrió el salario universal para futbolistas?
En realidad ya estando en la gestión me empezaron a contactar muchos futbolistas que saben que vengo peleando por esto hace un tiempo y me contaron cual era la situación actual. Y la idea es generar una alternativa, una política pública, que sería este salario universal para futbolistas, que creo que sería muy importante y estaría destinado a este sector que se vio afectado por la pandemia. Nosotros cuando hicimos la encuesta con los 1.200 futbolistas, más del 55 por ciento expresó que ganaba el mínimo o menos del mínimo de su categoría. Estamos hablando de 20 mil, 15 mil pesos, que son salarios de subsistencia.
–¿Considerás que la situación actual refleja aún más la desigualdad entre el fútbol femenino y el masculino?
–Hay desigualdades estructurales entre el hombre y la mujer en la sociedad y el fútbol es un emergente que reproduce esta desigualdad. Pero las pibas organizadas se están revelando ante esta construcción. Y van conquistando lugares. En el caso del fútbol han peleado mucho y se han ganado un espacio que todavía se debe seguir conquistando porque hay resistencias. Y esta pandemia pareciera que pone más frágil ese lugar, pero es el momento de defender ese logro de las chicas y poder ir hacia la profesionalización total del fútbol femenino.
–Si no te hubieses desencantado, ¿creés que podrías haber llegado a más en tu carrera como jugador?
–Me lo reproché en algún momento y en lo personal entiendo que influyó, pero no me arrepiento porque también contribuyó al camino alternativo que elegí. Seguro hubiese tenido otro recorrido en el fútbol si me hubiera dedicado exclusivamente a esta actividad, pero no lo hubiera aguantado y no sería lo que hoy soy.