Los errores que no te permiten ponerte en forma
Son muchos los errores, los mitos, las medias verdades y las dudas que circulan en torno al fitness.
A la hora de ponerte en forma no todo vale. Son muchos los errores, los mitos, las medias verdades y las dudas que circulan en torno al fitness.
Las respuestas, en ocasiones, son contradictorias. La sabiduría popular y la evidencia científica muchas veces siguen caminos paralelos, sin llegar a un punto de encuentro. Las redes sociales a veces siembran más confusión.
A continuación, trece mitos más extendidos sobre el ejercicio y algunos de los errores comunes.
#1. Entrenar más es mejor. Error. De ahí vienen la mayoría de sobrecargas y lesiones (además de la utilización de técnicas y/o pesos inadecuados). Hay que estar concentrado al entrenar, tomar los tiempos de recuperación necesarios, y siempre estar aconsejado por un profesional.
#2. Intentar darlo todo el primer día. Es un fallo de principiante. No planificar, dar por hecho que sabemos lo que estamos haciendo e intentar hacerlo todo el primer día pondrá en riesgo la continuidad. La paciencia y constancia son los recursos más sabios.
#3. Para eliminar la grasa abdominal hay que hacer muchos abdominales. El cuerpo no funciona así. No existe ningún ejercicio que haga que la grasa desaparezca por arte de magia de una zona en concreto. Un buen entrenamiento de fuerza y una alimentación adecuada acabarán con el exceso de una forma saludable.
#4. El ejercicio adelgaza. O no. El ejercicio como vía para perder peso no es un planteamiento correcto, sino que ayudará a regularlo siempre y cuando vaya acompañado de una alimentación correcta.
#5. Cuanto más se suda, más se adelgaza. No es verdad. Por mucho que sudes en cuanto te hidrates volverás a recuperar el agua que tu cuerpo ha eliminado. El sudor es un indicador de la intensidad del esfuerzo y tiene una función fisiológica esencial para liberar el calor y mantener la temperatura interna. Si te pesás antes y después de una sesión de entrenamiento, posiblemente marque un valor distinto, pero eso no significa que hayas perdido peso. El sudor está compuesto de agua y sales minerales, no de grasa.
#6. Si hago pesas, me voy a poner muy musculoso. No es el único propósito. El ejercicio de alta intensidad basado en la resistencia, ya sea con pesas, cintas elásticas o nuestro propio peso aporta muchos beneficios: un aumento del metabolismo quemando más calorías en estado de reposo, mayor pérdida de grasa, incremento de la tonificación en nuestro cuerpo, una mejora en la salud cardiovascular, aumento de la densidad ósea, etc. Si solo te dedicás al entrenamiento cardiovascular y no tenés suficientemente trabajada la musculatura no solo vas a seguir teniendo flacidez, sino que podés tener lesiones.
#7. ¿A quién te querés parecer? Si este es tu motivo para entrenar, vas por mal camino. Lo peor es copiar todo aquello que veamos porque sus rutinas están elaboradas para una persona completamente diferente y con un objetivo que puede que no sea el mismo. No creas todo lo que dicen en las redes sociales, sin los conocimientos necesarios, o confiar en los batidos milagro. No hay que creer que haciendo lo que ves (que no significa que sea únicamente lo que hacen) se va a estar como ellos.
#8. Buscar resultados exprés. Desconfiá de quien te prometa resultados inmediatos, porque para notar de verdad los beneficios se necesita mucha constancia y un periodo mínimo de seis meses. Además, sin una dieta adecuada es difícil lograr un buen estado físico.
#9. Ni mucho, ni poco, sino todo lo contrario. Según la OMS para que el ejercicio tenga beneficios para la salud hay que realizar 150 minutos de ejercicio moderado a la semana. Es aquel que, cuando lo finalizamos, no acabamos exhaustos y al día siguiente no nos sentimos doloridos por el esfuerzo. La mejor forma de saber cuál es nuestra intensidad adecuada es hacer los ejercicios progresivamente e ir avanzando de a poco para conocer nuestro estado físico.
#10. Estoy en forma porque voy al gym. Pues no necesariamente. La cuestión es qué haces el resto de las horas. Entrenar te servirá de poco si pasás el resto del día sin moverte. Hay que buscar otras opciones que nos activen, porque solo cambiando ciertos hábitos de vida podemos mejorar la salud. El cuerpo está hecho para moverse, no para estar sentado todo el día y de ahí vienen los dolores.
#11. Vivir de lo que ya hiciste. Pensar que si se has hecho ejercicio durante media vida, vas a mantener ya ese buen estado físico y de salud para siempre es un error. Estar en forma es la consecuencia de los hábitos, y al dejar de entrenar perdemos masa y tono muscular, capacidades físicas como la fuerza, la resistencia, la velocidad… No pasa nada por tomar unos días de descanso. Pero, si hablamos de entrenamiento de fuerza, a partir de los 15 días sin hacer nada comenzará a darse una pérdida progresiva de la masa muscular. La buena noticia es que el cuerpo tiene memoria y cuando se vuelve a entrenar, cuesta poco recuperar esa forma. En cualquier caso, depende también del tiempo que has estado entrenando, la calidad y el tipo de los entrenamientos y tu genética.
#12. Los suplementos ayudan a ponerte en forma. Poner tus expectativas de resultados en tomar suplementos nutricionales es un error y muy pocos están avalados por la evidencia científica. Lo principal es alimentarse bien, practicar deporte y no ser sedentario.
# 13. Vestirse para la ocasión. Es importante tener el equipamiento adecuado. Con un material de mala calidad podés tener alguna lesión o sentirte incómodp. Además, el calzado siempre debe estar acorde con la práctica que vamos a ejecutar.