Alberto Alejandro Monzón, el ex goleador que dejó su huella en Colón

El goleador del equipo correntino reconoció que el paso por el Nacional de 1974 le sirvió como trampolín para llegar, entre otros clubes, a Colón, Huracán de Parque Patricios y Estudiantes de La Plata.

Alberto Alejandro Monzón fue una de las figuras de Mandiyú en el torneo Regional de 1974 que clasificó al equipo correntino al campeonato Nacional de ese mismo año. El abrupto cambio de categoría no le pesó para nada al delantero, que ratificó sus condiciones de veloz puntero con gran poder de fuego frente al arco rival, al punto que convirtió el 35% de los goles de su equipo en la máxima categoría. 

Desde su casa en la localidad bonaerense de Berazategui, donde se radicó tras su paso por Huracán de Parque Patricios, Estudiantes de La Plata, Quilmes y Nueva Chicago, Monzón (65) repasó con El Litoral sus orígenes y el paso de Mandiyú por el Nacional de 1974.

“Estábamos muy contentos porque íbamos a Buenos Aires a jugar, teniendo en cuenta que todos éramos futbolistas amateur”, recordó Monzón de la previa al debut en primera división como visitante de Ferro Carril Oeste.

“La planificación que había armado nuestro técnico (Oscar Silvano Romero) era aguantar los primeros quince minutos porque sabíamos que ellos se vendrían con todo. Planteamos un juego defensivo, para que no nos lastimen, se notó los nervios que teníamos, y recuerdo que (Juan Carlos) Luque fue la figura”, agregó.

La resistencia del Albo duró cerca de una hora. “Era sabido que nos iban a pasar por arriba, por la preparación física que tenían, ya que todos eran profesionales y tenían grandes jugadores”, contó Monzón.

La diferencia de categoría, principalmente entre los equipos porteños y la mayoría de los del interior, fue marcada en todo el torneo. “Se notaba el cambio de ritmo que había en la cancha. Nosotros recién empezábamos y ellos ya eran estrellas en sus equipos, aunque de local nos hacíamos fuertes por el respaldo de la gente, y pudimos conseguir algunos buenos resultados, y si nos ganaban, al menos les costaba”.

“Teníamos un diez exquisito como Brugger, y los delanteros nos conocíamos de memoria porque siempre jugábamos juntos”, rememora el Beto.

Del empate en dos goles con San Lorenzo, dijo que “fue el mejor resultado que sacamos, aparte de haber ganado un par de partidos. La cancha de Lipton estaba llena, había gente trepada a las torres de iluminación. Ellos vinieron con todas sus figuras, como Chazarreta, Glariá, Telch, Olguín, Ortíz y Héctor Scotta, que tenía una patada terrible”.

“Perdíamos 2-1 y lo empaté de penal. Siempre pateé, el técnico me tenía confianza, hice muchos goles” desde los doce pasos, añadió el ex delantero.

A base de goles, Monzón se ganó un lugar en el fútbol. Primero en Mandiyú, donde debutó de muy joven en primera división de la Liga Correntina, cuando todavía tenía edad de quinta división. Luego en el Regional y el Nacional de 1974.

“Mi trampolín fue Mandiyú”, reconoce Monzón, quien luego reforzó a Sarmiento de Resistencia en el torneo Nacional de 1977, pasando posteriormente a Colón de Santa Fe, donde actuó durante dos años y medio en primera división, con Néstor “Pipo” Rossi como técnico, que lo llevó después a Huracán. Allí entró en el radar de Carlos Salvador Bilardo, que lo escogió como refuerzo de Estudiantes, donde fue dos veces campeón argentino y tuvo la posibilidad de jugar la Copa Libertadores.

“Mandiyú fue todo para mí, mi vida, mi casa. Desde pibe iba todos los días a los entrenamientos. Me dio trabajo en la fábrica, la posibilidad de jugar, de mostrarme, y de hacer una carrera en el fútbol. Siempre lo recuerdo con cariño”, expresó finalmente Monzón, que habitualmente viene a Corrientes para visitar a familiares, amigos y ex compañeros con los que compartió equipo en los comienzos de su carrera.