Lo que fue y lo que viene para los Zurbriggen en Obras
La combinación familiar de Fernando y Alejandro Zurbriggen ha sido un éxito para Obras Basket. Dos hermanos que pueden destacarse de manera individual, pero cuando se combinan poseen un plus nato para entenderse con facilidad.
La combinación familiar de Fernando y Alejandro Zurbriggen ha sido un éxito para Obras Basket. Dos hermanos que pueden destacarse de manera individual, pero cuando se combinan poseen un plus nato para entenderse con facilidad.
En esta última temporada, Fernando adoptó otra postura en el roster de Gregorio Martínez. Luego de ser sexto hombre del equipo en 2018-19, en 2019-20 se perfiló como escolta del plantel, cuando Barral estaba en cancha. El entrenador apostó a una doble base, con Fernando como jugador explosivo y encargado de romper cualquier esquema.
El santafesino, como demostró en su desempeño, aceptó el desafío. Sus condiciones naturales: intensidad y adaptación a cualquier posición, le permitieron rendir sin inconvenientes. Sumó 13.8 puntos, 4.5 rebotes, 3.2 asistencias y 1.5 recuperos durante la útlima Liga Nacional.
Esas estadísticas, en 26 partidos, reflejan la consistencia de un jugador que cambia el ritmo cada vez que ingresa al terreno de juego.
“Con Pepo teníamos una dinámica única. Nos entendíamos cuando subía la pelota cada uno, y hasta cuando perfilaba para escolta o base en momentos del partido. A cancha abierta, ambos nos entendíamos a la perfección. Creo que encontré un perfil mas ofensivo, sintiéndome más cómodo desde los lanzamientos y del 1vs1 como escolta, sin dejar de tomar la base algunos minutos por juego. Entiendo que fue un paso adelante y sobre todo en la incorporación de recursos a la hora de jugar”, comentó Fernando.
Esto le permitió al menor de los Zurbriggen desarrollar su perfil individual y fortalecer aspectos que exceden la tarea constante de un base. “Siento la sensación de poder brindar facetas nuevas de mi jueg0, porque justamente la base ya estaba cubierta y, por ahí, se precisaba un nuevo rol o que genere otras cosas. Sin embargo, el básquet moderno apunta a la polifuncionalidad y los jugadores son cada vez mas completos. Celebro que la temporada pasada haya podido incorporar, como dije antes, recursos ofensivos”.
Defender, siempre defender. Con y sin pelota, convertirse en la sombra de cualquier rival. Bajo esa premisa, Alejandro fue la base de la estructura al momento de detener ataques de los contrincantes de turno. Eso lo potenció y le hizo ganar confianza.
Después, ofensivamente, Zurbriggen transformó esa confianza en números: 6.1 puntos y 3.4 rebotes en más de 20 minutos en cancha. El santafesino se transformó en un arma física letal y escudo protector del canasto propio.
“A nivel individual tuve baches, no logré la regularidad que esperaba de mi. Es algo que tengo que corregir en esta temporada venidera. Hubo partidos en los que tuve muy buen desempeño y otros que no tanto”, reconoció el alero.
La actualidad en el armado del equipo 2020-21, por parte de Bernardo Murphy, posiciona a Alejandro Zurbriggen entre uno de los veteranos. La apuesta del club al desarrollo de talentos nacionales, coloca al alero de 25 años, entre una de las piezas de mayor edad. Con ese puntapié inicial, Ale analiza: “Asumo el rol con ganas y entusiasmo. Si bien no cambia mucho a lo que venía haciendo el año pasado, la verdad que es raro ser el mayor solo con 25 años. La manera de interactuar no se modifica, siempre trato de ser y actuar de la misma manera, como lo fui haciendo estas temporadas”.
La próxima temporada de Liga Nacional tendrá muchos desafíos para los hermanos Zurbriggen. Será una nueva oportunidad de crecimiento y proyección para dos figuras del club.