Buenaventura Suárez, protagonista en el Aula Ciudad

En el marco de los cuatro siglos de presencia jesuítica en Santa Fe, en 2010 el municipio presentó la publicación de “Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia”, fascículo Nº 7 del proyecto Aula Ciudad. En esta línea, el compromiso con la educación impulsa nuevos trabajos: así, este miércoles a las 11.30 se presentará en sociedad un nuevo material dedicado a Buenaventura Suárez, el primer astrónomo criollo, que se incorpora a la serie de pedagogía urbana como anexo al fascículo mencionado. Vale destacar que esta presentación se da en el contexto de la muestra exhibida en el Museo del Colegio que rinde homenaje a Suárez.

El universo temático del legado jesuita en Santa Fe guarda una riqueza inconmensurable por sus variadas aristas y sus vastas facetas. El fascículo Nº7 de Aula Ciudad es una de las maneras en que el Gobierno municipal asume el compromiso de difundir su trascendencia y de hacer de esta herencia histórica una ocasión de aprendizaje. Con tal objetivo, se realizan visitas guiadas, talleres y capacitaciones para docentes y alumnos a partir del acervo patrimonial del Museo del Colegio Inmaculada y se proponen ejes temáticos para profundizar en diferentes áreas de interés, tales como este nuevo anexo que dedica sus páginas a Buenaventura Suárez, el sacerdote jesuita nacido en Santa Fe quien es considerado como el primer astrónomo criollo.

La elección de Buenaventura apunta a vislumbrar, bajo los cielos de San Cosme, sus contribuciones en el campo de la ciencia y de la astronomía en particular, en la primera mitad del siglo XVIII. El material es introducido por un artículo de Gustavo Vittori sobre el contexto histórico en que se desarrolla la vida y obra de Suárez. El texto evoca el paisaje de aquel caserío santafesino con unos pocos, pero bellos edificios en pie que expresaban variantes del barroco americano y teje la historia de nombres familiares que emparentan a Buenaventura con el fundador de la ciudad, Juan de Garay. Asimismo, se incluye un texto del Prof. Pablo Bolcatto que indaga en el rol de la enseñanza de las ciencias en la escuela y recupera en detalle las principales contribuciones de Buenaventura en la producción de conocimiento. Refiere a su relevante trayectoria erigida en una de las misiones jesuíticas, en las solitarias selvas de la llamada Gran Provincia del Paraguay, donde levantó el primer observatorio astronómico que hubo en tierra americana.

Además, la publicación propone una serie de actividades que pretenden iniciar un recorrido desde los aportes de Suárez para indagar en el campo de la astronomía y la cartografía, en particular. Entre otras propuestas, se incluyen procedimientos para construir elementos útiles para la observación y la explicación de fenómenos astronómicos, teniendo en cuenta que uno de los méritos más notables de Buenaventura -y suficiente para incluirlo entre los grandes colaboradores al campo de la astronomía en su tiempo- ha sido la producción de instrumental adecuado y preciso para realizar sus observaciones: relojes de péndulo y diversos telescopios construidos con los escasos materiales de la zona, tallando cristal de cuarzo -a falta de vidrio- y empleando una humilde torre de campanario que oficiaba de observatorio.

Buenaventura Suárez nació en Santa Fe el 14 de julio de 1674 en la esquina de las actuales General López y San Martín. Fue alumno del colegio jesuita de nuestra capital, luego se traslado a Córdoba donde estudio filosofía y teología. A principios del siglo XVIII fue destinado a la reducción de San Cosme y San Damián, donde comenzó a realizar sus estudios astronómicos. Entre 1706 y 1739 compuso su obra “Lunario de un siglo”, editada en Europa en 1744. Esta obra es el resultado del primer observatorio astronómico en territorio hispanoamericano, montado con instrumentos de observación y medición, fabricados por él mismo, con asistencia de los guaraníes: reloj de péndulo; cuadrante astronómico, reloj de sol y varios telescopios. Estudio principalmente los eclipses de sol y de luna y las inmersiones y emersiones de los cuatro satélites de Júpiter. Con sus observaciones logro situar con exactitud la longitud y latitud de todas las misiones jesuíticas, de Santa Fe y de Buenos Aires, influyendo considerablemente en la cartografía de la época. Mantuvo correspondencia científica con observatorios de todo el mundo Petersburgo, Pekín, Madrid y Lima), la mayoría perteneciente a la orden Jesuita.

Desde su asentamiento definitivo en 1610, los Jesuitas han desarrollado un rol protagónico y esencial en cuestiones de educación, ciencia y cultura. Atendiendo a esto, el Gobierno de la Ciudad trabajó intensamente para ofrecer a las escuelas de santafesinas un material que aborde la trascendencia de su legado para la idiosincrasia de nuestra capital. Así fue que el año pasado se publicó “Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia”, el séptimo fascículo de la serie de pedagogía urbana. La entrega ofrece a las escuelas un material pedagógico que propone un diálogo en el que se articula la herencia de esta congregación con la cultura santafesina. Recorriendo las páginas del fascículo, los docentes y alumnos ahondan en variadas temáticas respecto al legado jesuita en nuestra ciudad y en la región. A través de textos informativos y una propuesta de actividades, se articulan temáticas históricas, artísticas, arquitectónicas, científicas y educativas en torno a los 400 años. Paralelamente, se incluyen reseñas sobre las transformaciones -en este lapso de tiempo- del núcleo urbano fundacional (la Plaza 25 de Mayo y los edificios históricos en sus laterales), entre los cuales se destaca la Iglesia el Colegio de la Compañía.

Aula Ciudad es un proyecto educativo desarrollado desde la Secretaría de Cultura municipal, en el marco del Programa Circuitos Culturales Educativos. El Proyecto propone transitar e indagar la ciudad como espacio pedagógico y la riqueza del patrimonio cultural de los santafesinos. El desafío planteado es el de apropiarse de nuevos espacios, prácticas y objetos culturales y volver a mirar y experimentar, incluso lo que es familiar, con otras herramientas o marcos que complejicen la percepción y nos permitan inscribirlos en contextos más amplios.
Las rutas de aula ciudad invitan a realizar cruces educativos entre espacios disímiles como museos, terraplenes, reservorios, cines, talleres y plazas para plantear problemáticas transversales con enfoques multidisciplinarios. Estas experiencias incitan a participar en el pensar, diseñar, proponer e intervenir activamente en los espacios públicos a través del ejercicio de la ciudadanía. Promueven el acceso y, en el encuentro, alientan la comprensión de la diversidad cultural para favorecer la convivencia.