Una multitud en el Vía Crucis del padre Ignacio
Cerca de 200 mil fieles participaron de la tradicional ceremonia organizada por la parroquia Natividad del Señor en el barrio Rucci.
La noche estrellada, la luna luminosa, fueron la bendición que faltaba. Es que los pronósticos que anunciaban lluvia y hasta tormenta eléctrica no se cumplieron y entonces una verdadera multitud, de más de 200 mil personas, pudo acompañar, disfrutar y conmoverse durante el tradicional Vía Crucis del barrio Rucci, encabezado por el padre Ignacio Peries.
Desde distintos lugares del país e incluso desde el extranjero -Uruguay, Chile, Paraguay, Brasil- llegaron los fieles que siguieron con emoción el relato del padre Ignacio en el recorrido por las 14 estaciones del Vía Crucis y sobre todo la bendición final, junto a la gigantesca cruz de Camino de los Granaderos y Circunvalación.
Sin embargo, no fue en ese momento en el que el magnetismo del sacerdote se desplegó con toda su potencia, sino en las bendiciones que dio, recorriendo el vallado montado alrededor del escenario, una vez que concluyó la ceremonia.
Era casi la 1 de la mañana, había pasado una hora ya del fin del Vía Crucis, y allí estaba Peries, abrazando a los fieles, a los cadetes de la policía, a los efectivos de la GUM que se habían quedado para vivir ese momento evidentemente único para ellos.
"Como lo quiero padre Ignacio, tengo su foto en el celular", le grito un hombre al que el sacerdote le apoyó fuerte la mano derecha en la cabeza.
La ceremonia arrancó a las 20.30 en la parroquia Natividad del Señor. Comenzó entonces el recorrido por las 14 estaciones, que miles de fieles caminaron.
Pero muchos otros no, esperaron en la avenida de los Granaderos, donde algunos vecinos hacían una diferencia cobrando dos pesos por usar el baño. Mal no les fue: había largas colas en esos lugares.
Debe haber sido por la fecha. Pero no les fue tan bien a los que vendían choripanes. A nadie se le ocurrió cocinar sanwiches de pescado.
En cambio, tuvieron mejor salida las empanadas turcas y, claro, las bolas de fraile.
Otros vendedores eligiero otros rubros: había cadenas con cruces de todo tipo y hasta unos medallones semi psicodélicos con la imagen de la Virgen.
No faltaron las señoras que se llevaron sus sillas playeras y tampoco las radios para seguir lo que estaba pasando en el recorrido, ya que Radio 2 transmitió en directo, mientras esperaban en calma la bendición final.
Cuando la cruz llegó al escenario el padre Ignacio salió de la carpa en la que hacía el relato y entonces hubo varios momentos emotivos. Por ejemplo, como cuando rezó por los familares en problemas y el público levantó miles de fotos de cara al sacerdote. O como cuando un cerrado aplauso y un "gracias padre" sonaron, después de que Ignacio dejara en claro que está perfectamente bien y que rezaran por él.
Después, llegó el final, y el padre Ignacio hizo lo que evidentemente más siente y más conmueve y a la vez lo conmueve: el contacto directo con los fieles, cara a cara, cuerpo a cuerpo.
Mientras, el intendente Miguel Lifschitz, presente abajo del escenario, comentaba que siempre lo impresiona la conexión tan especial del padre Ignacio con la gente.