"La pelota no se mancha", es una de las frases que dejó Diego Maradona, quien murió el miércoles 25 de noviembre y cuyo fallecimiento causó pesar mundial. Lo que se percibió fue que el velorio del astro, realizado en Casa Rosada, sí se manchó no solo por los incidentes y desmanes que ocurrieron horas antes de su entierro sino también por los cruces que se dieron después entre los dos sectores políticos predominantes en cuanto a la organización y actuación policial. 

Entre Nación y el gobierno de CABA se tiraban la pelota, pero no al estilo maradoniano. En ese hecho no hubo magia, no hubo mérito, no hubo emoción ni imágenes para el recuerdo. Eso solo será un legado "del Diego".

Por LT10, el politólogo Carlos Fara analizó la situación y consideró que "fue una apuesta para el parovechamiento político que salió mal". 

"Una noticia conmovedora como era el fallecimiento de Maradona terminó para el gobierno en una fotografía y una noticia negativa", opinó Fara, quien recordó que ante la muerte de otras figuras queridas, como Sandro por ejemplo, la despedida se realizó en el Congreso de la Nación y no en Casa Rosada que "es un lugar mucho más adecuado para la circulación de gente".

De todos modos, agregó que en esos casos la extensión de los velatorios duraron entre 24 y 48 horas, y este no fue el caso. "Acá prima la familia que tomó una decisión y ante esta acotación en términos de horarios daba como previsible que todo los demás iba a ser un lío, que es lo que terminó sucediendo".

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