El recuerdo de un compañero de Maradona: "Yo no podía hacer con la mano lo que él hacía con el pie"
Las increíbles anécdotas y momentos que vivió Abelardo Carabelli junto a Diego Maradona en los primeros pasos de sus carreras
En Olavarría está radicado Abelardo Carabelli, compañero de Maradona durante muchos años, quien se mostró golpeado por la noticia del fallecimiento del “10”. Diego y Abel integraron uno de los dos o tres mejores equipos de la historia del fútbol argentino: la inolvidable selección juvenil de Menotti que hizo madrugar al país en el 79.
En diálogo con Diez en Deportes, Abelardo contó el inicio de su relación con Maradona: “Uno sigue siendo jugador de fútbol, pasa que no te da el cuerpo, pero la cabeza está igual. De chiquito yo jugaba en Huracán, éramos muy chiquitos, el primer torneo que juego es contra Diego. Después me fui a Argentinos, ahí jugamos juntos hasta los 20 años. A mí me transfieren a Talleres y él a Boca, el primer partido lo jugamos en contra, fue increíble. Yo le decía a Diego que se vaya para otro lado, que por mi lado no juegue”.
Lego siguió: “De chiquito lo iban a ver jugar. No me olvido nunca de un gol contra Gimnasia, siempre los jugadores nos sacaban dos cabezas. Gambeteó a todos y metió un golazo. En inferiores hizo muchos goles parecidos al que le hizo a Inglaterra”.
Más tarde destacó: “Muchas veces me quedaba con él entrenando, me mostraba los movimientos que hacía, me tenía paciencia. Yo no era malo técnicamente pero jamás pude hacer las cosas que hacía. Yo no podía hacer con la mano las cosas que él hacía con el pie”.
“Salíamos a bailar juntos y donde íbamos llamaba la atención. Una vez pasamos un semáforo en amarillo y nos para la policía. La gente lo empezó a conocer y empezaron a decirle a los policías que no le hagan la boleta y demás. Al policía no le quedó otra que irse. Eso tenía Diego, la gente” contó.
Por último, dijo: “Fiorito le hizo una coraza enorme. Si ibas por las buenas, él te daba cualquier cosa, sinceramente estaba a disposición. De lo contrario iba al frente como loco, los que jugábamos con él queríamos que le pegaran un poquito, porque se enojaba y no lo paraba nadie”.