Cotorras: las causas de una expansión que no para
En poco más de un siglo, "la cotorra ocupó una enorme superficie, equivalente a la de Alemania, es decir unos 330.000 Km2", indica un estudio científico, que asegura que este ave "no es doméstica ni plaga".
La conversión de praderas naturales en tierras de cultivos favoreció la expansión de las cotorras por el área agrícola de la región pampeana, y hace más de diez años, esas aves silvestres, consideradas plagas para la agricultura, ya ocupaban en el país una superficie similar a la de Alemania.
Así lo sostiene un estudio sobre la cotorra (Myiopsitta monachus), realizado por el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Enrique Bucher, y la doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Rosana Aramburú.
La cotorra es una especie nativa considerada "plaga" para la agricultura en la pampa húmeda, debido a los daños que ocasionan esas aves a cultivos como maíz, girasol y sorgo, entre otros cereales.
No obstante, la bióloga del INTA-Paraná, Sonia Canavelli, explicó que la cotorra "no es doméstica ni plaga, es un ave silvestre que está en Argentina y otros países, desde antes del hombre".
"Es propia de nuestros ambientes y tradicionalmente asociada a montes y espinales que bordean a la región pampeana. La especie vivía allí", afirmó.
Lo que ocurrió después "es que el hombre la adoptó como mascota, y además se introdujeron cambios en el ambiente y uso de la tierra que le permitió expandirse desde su hábitat original, a la región pampeana donde se concentran los cultivos".
En esa zona luego "se generaran alimentos muy favorables para las cotorras", dijo la bióloga, para quien el tema que esas aves sean plaga o no "depende a qué personas les produce daños, dónde y cuándo".
El concepto de plaga "es un término circunstancial y antropocéntrico", acotó.
En tanto el estudio realizado por Bucher y Aramburú, denominado ´La cotorra como especie invasora: El caso de las pampas´, destaca que la expansión de esa especie por los pastizales pampeanos se inició después del año 1880.
Es decir, "luego que los colonos europeos ocuparan territorios tomados a pueblos nativos de las pampas, al finalizar la Campaña del Desierto", detallan.
"En poco más de un siglo (1900-2010), la cotorra ocupó una enorme superficie, equivalente a la de Alemania, es decir unos 330.000 Km2", precisan los especialistas.
Y en sintonía con lo explicado por la bióloga Canavelli, Bucher y Aramburú, sostienen que la expansión de la cotorra en el país "es coincidente con varios cambios ambientales", en particular "la conversión de praderas naturales en tierras de cultivo".
"Con la llegada de los europeos se produjeron grandes alteraciones en el uso de la tierra, que tuvieron fuerte influencia sobre la avifauna en general, y sobre la cotorra en particular", puntualizaron.
En ese contexto, Bucher y Aramburu, explican que las cotorras "dejaron de anidar exclusivamente en los talas del bosque costero, cuando se introdujo el eucalipto en el país en 1857".
"Con el tiempo, abandonaron completamente los bosques de tala" y las aves "pasaron a construir sus nidos en los eucaliptos que alcanzan casi 30 metros de altura", señalan.
La preferencia de las cotorras para anidar en los eucaliptos "se expandió rápidamente por toda la región y en la actualidad se mantiene", destacan.
Al explicar el éxito invasivo de la cotorra, los autores de la investigación mencionan tres aspectos: "La habilidad de construir nidos comunales, oportunismo alimentario y flexibilidad de conducta".
"La capacidad que tiene la cotorra de construir nidos comunales, donde muchas parejas nidifican juntas, le otorga considerable ventaja adaptativa, puesto que esos nidos proporcionan muchos beneficios", apuntan los investigadores.
Por último expresan: "Creemos que el éxito de la cotorra responde a factores que no han sido tenidos en cuenta al buscar características comunes de las especies invasoras. Nuestro caso se agrega a la creciente evidencia acerca de que no hay un conjunto único de rasgos que permitan definir (y por lo tanto predecir) la capacidad invasiva de una especie".
Prefieren los Eucaliptus
El eucalipto, un árbol originario de Australia e introducido en la Argentina en el año 1857, es una de las especies arbóreas adoptadas y preferidas por las cotorras para construir sus nidos, señala un estudio realizado por expertos en Ciencias Biológicas y Naturales de nuestro país.
Desde 1870, los eucaliptos se hicieron muy populares entre los colonos europeos, para sombra y protección de las viviendas rurales y más tarde como especie ornamental en los poblados establecidos a lo largo de las vías férreas.
Así se desprende del estudio elaborado por el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Enrique Bucher, y la doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Rosana Aramburú.
"Las cotorras no tardaron en adoptar" a los eucaliptus, dicen los especialistas, y destacan que "ese importante cambio de conducta de las aves fue muy bien descripto por Ernest Gibson, naturalista y dueño de una estancia en el Tuyú, cerca del cabo San Antonio, en la costa bonaerense".
Mencionan que al arribo del naturalista a la región en 1872, "la cotorra anidaba exclusivamente en los talas del bosque costero. En ese momento solo había tres eucaliptos de un año de edad en los jardines de su estancia, los primeros que se plantaron en la región".
Subrayan luego que el eucalipto "tuvo buena adaptación y rápido crecimiento, por lo que desde 1880 en adelante (Gibson) plantó cientos en la propiedad".
"Hacia el año 1900 muchos de esos árboles habían alcanzado 30 metros de altura, y las cotorras habían comenzado a anidar en ellos", indican los científicos.
Y completan: "Con el tiempo, (las cotorras) abandonaron completamente los bosques de tala. Su preferencia por el eucalipto se expandió rápidamente por toda la región".
Bucher y Aramburú, explican que la preferencia de las cotorras por ubicar sus nidos en lugares de mayor altura posible "responde muy probablemente a la necesidad de disminuir el riesgo de predación por aves, mamíferos y serpientes".