Una minera le dejará "pueblos fantasmas" en jujuy
La firma internacional Glencore se mostró implacable. Cierra definitivamente la mina de plomo y zinc "El Aguilar" y provocará una enorme crisis social en la zona de Humahuaca. Más de 3500 familias vivían de la actividad extractiva en la zona.
La noticia, por sorprendente, cayó como una bomba de neutrones en plena pandemia de coronavirus. Las bombas de neutrones al estallar, producen un efecto devastador en vidas biológicas, como las bombas atómicas o de hidrógeno, pero no daña construcciones ni edificios. Generan verdaderos pueblos fantasmas.
Localidades sin vida, precisamente, es el futuro que le aguarda al pueblo puneño del Aguilar y, a los asentamiento aledaños, ubicados en el extremo norte del Departamento de Humahuaca a más de 4000 metros de altura sobre el nivel del mar y que observa actividad humana extractiva desde hace 91 años.
El temor de que estas localidades no alcancen el centenario de vida está presente a pesar de las promesas del gobernador de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, que, en principio, intentó una tímida e infructuosa gestión para que la compañía Glencore no se retire, y ahora promete intentar hallar otras empresas mineras interesadas en continuar con la explotación, a pesar de los argumentos técnicos de Glencore que indicarían que el yacimiento se encuentra agotado.
En declaraciones al diario digital Jujuy al día del pasado 20 de noviembre Morales prometió que “el pueblo de El Aguilar no va a desaparecer. El gobierno provincial se hará cargo de garantizar el agua potable y la energía convirtiéndolo en un pueblo solar”. Y pidió tiempo: “Lo necesitamos para buscar otras empresas que quieran mostrar interés en explorar. Minera Aguilar había invertido 26 millones de dólares, son muchos los recursos que se necesitan para la etapa exploratoria, así que vamos a ver lo que pasa”.
Tiempo es dinero
La frase es de Benjamin Franklin, quien según algunos escribas, decía a sus amigos en busca de consejo, que el tiempo que uno pudiera dedicar a trabajar y a generar dinero, es tiempo bien invertido.
Por ello, la petición de obtener tiempo para buscar otros inversores del gobernador Morales es de las más complicadas de aceptar. Porque, si bien el gremio AOMA-seccional Jujuy- los ejecutivos de la empresa Glencore y los funcionarios provinciales lograron firmar, el 12 de enero pasado, un acta cuyo punto principal era el pago de una indemnización doble al momento del cálculo del retiro voluntario ofrecido por la empresa a 600 trabajadores, en el horizonte de las familias que se quedan sin sustento ni siquiera es viable la solución noventera de montar un parripollo, una cancha de paddle o comprarse un auto para ofrecerlo de remís o de Uber.
Si bien la Argentina suele tropezar con las mismas piedras, los habitantes del pueblo El Aguilar y las localidades adyacentes, ya se imaginan emigrando a los conurbanos superpoblados de nuestro país, dejando tras de sí, planes y proyectos de vida, oficios aprendidos, y pueblos despoblados.
Desde el gremio AOMA hubo satisfacción por la aceptación, en las actas, del principal reclamo sindical de elevar el monto económico que percibirá cada minero pero quedarán sin protección alguna los puestos laborales y, de esta manera, se cumplen los objetivos de la directiva de la empresa Glencore.
Desde la gobernación provincial observaron conformes el acuerdo de aceptación de los retiros voluntarios que traen los ecos del pasado, cuando el ex presidente Carlos Menem, en los años noventa, avanzó con la privatización de las empresas de servicios públicos que implicó una reducción drástica de la plantilla de trabajadores de la compañías de gas, petróleo, agua, luz, comunicaciones y logística aerocomercial. Más de 75.000 puestos laborales que se reconvirtieron en pequeños emprendimientos de nula eficiencia como los citados parripollos, entre otras ocupaciones.
El diputado provincial de izquierda (PTS-FIT), Alejandro Vilca, recordaba la experiencia de los Altos Hornos Zapla “que pasó de ser un polo siderúrgico que empleaba a miles de obreros a ser un poco más que un taller, en manos del vaciador Sergio Taselli. Y Glencore ya tiene un antecedente con el caso de la Fundidora El Aguilar, que dejo a decenas de nuevos desocupados en Jujuy”.
De esta forma, se puede poner fin a la historia que cuenta con cuatro generaciones de mineros que hallaron en el pueblo El Aguilar un lugar para desarrollarse. Trabajadores que, en su mayoría provienen de las localidades jujeñas de Humahuaca, Abra Pampa y de La Quiaca. Obreros que declararon a la prensa local su tristeza mezclada con indignación al recordar que “sus padres y abuelos dejaron los pulmones y la vida en la mina para darnos un futuro mejor. Muchos de nosotros queríamos seguir aportando para jubilarnos dignamente y, ahora, nos dejan con los aportes a medias. Todos aquellos comerciantes que vivían de nuestra actividad en los pueblos aledaños van a desaparecer. Se trata de otra crisis social para nuestro país, una más”.
El intendente de El Aguilar, Sergio Alejo, aseveró “que el choque económico será fuertísimo, porque todo depende de la mina. El 90 por ciento de la gente que vive aquí depende de la mina”.
Una vez más la mirada se dirige hacía Morales, quien no pudo convencer a los directivos de la minera para que continuaran. Para el gobernador el yacimiento de plomo y zinc no está agotado, y con ese argumento a cuestas saldrá a buscar nuevos inversores. El tiempo, que es tirano, le juega en contra.