El aumento de la nafta y el gasoil le mete presión a la inflación de 2021
Con un alto componente impositivo, el combustible tiene una alta incidencia en el Índice de Precios al Consumidor.
Febrero comenzó con un nuevo aumento en los precios de la nafta y el gasoil en todo el país, en lo que representa la tercera suba en lo que va de 2021 y la novena desde que se puso fin a un congelamiento no declarado que se extendió hasta agosto del año pasado.
Los nuevos ajustes, que en promedio fueron del 1% para las naftas y del 1,9% para el gasoil, se producen en medio de las fintas entre la petrolera mixta YPF -que por su participación en el mercado marca la tendencia a seguir al resto de las compañías- con sus acreedores y, además, mientras desde el Gabinete Económico se buscan alternativas para frenar la inflación.
La incidencia del precio de los combustibles en la inflación es determinante, tanto de manera directa como indirecta. En el primer caso, el rubro tiene una participación en la composición del Índice de Precios al Consumidor que varía del 3,78% en el Gran Buenos Aires al 5,63% en la región de Cuyo. Eso quiere decir que un aumento de los combustibles del 10% tendría un aporte de 0,38 a 0,56 punto porcentual en la inflación general.
Pero, además, en especial el gasoil, cuentan con una incidencia indirecta, en tanto constituye uno de los insumos principales del transporte público de pasajeros y del de mercaderías, si se tiene en cuenta que el 66% del total en el país se traslada por medio de camiones.
Desde que asumió el 10 de diciembre de 2019, el presidente Alberto Fernández recurrió al control y la administración de los principales precios de bienes y servicios de consumo masivo. Uno de ellos fue el de los combustibles, que a los pocos días de su gobierno le valió una discrepancia pública con el titular de YPF, Guillermo Nielsen, quien en enero de 2020 dispuso un incremento en los valores de los combustibles que finalmente quedó sin efecto.
El precio de los combustibles afecta a los que producen y a los que viajan todos los días para ir a trabajar.
— Alberto Fernández (@alferdez) July 30, 2019
El Gobierno no puede dejar que el precio de las naftas quede determinado por un puñado de empresas porque termina afectando a todos los argentinos. pic.twitter.com/8icut9Xtyq
Los aumentos de naftas y gasoil tuvieron que esperar hasta agosto, en un contexto marcado por una espectacular caída del precio del petróleo en el mercado internacional, al punto que en abril el barril WTI cotizó por única vez en la historia con valores negativos.
En esa baja de precio fue determinante las restricciones a escala internacional de la movilidad y las actividades económicas en general en el marco de la pandemia de coronavirus, una situación que comenzó a flexibilizarse de manera gradual con el transcurso de los meses.
Fue así que en agosto se autorizó el primer aumento en la Presidencia de Fernández que, con el último del 1° de febrero, ya acumulan una suba de más del 37%.
Los precios varían según la región, debido al diferente componente tributario de impuestos provinciales y tasas municipales.
En Buenos Aires, el litro de nafta súper de YPF cuesta $ 73,60, lo que representa un incremento de 37,6% con respecto a los $ 53,47 que valía ese producto en agosto de 2020, antes del primer aumento. En gasoil, la suba acumulada llega al 38,5%.
Como la participación del componente de biodiésel en el gasoil pasó del 5% al 6,7%, el precio final reflejó esa variación con un aumento de $66,90 a $ 69,20 en las estaciones de YPF en Buenos Aires.
Por otra parte, la nafta premium pasó de $ 83,10 a $ 84,70 y el gasoil premium subió a $ 81,40.