Cómo elegir el chupete adecuando para tu hijo
Cuáles son las mejores opciones según cada etapa de la vida de los más pequeños
El chupete puede acarrear problemas, así que es importante elegir el mejor para tu bebé y hacer un correcto uso. Por un lado, está relacionado con malformaciones bucodentales si se usa más allá de los 24 meses, y con interferir con el establecimiento de la lactancia materna si se ofrece antes del mes de vida.
Otros problemas del uso continuado por demasiado tiempo es que incremente el riesgo de sufrir infecciones en el oído medio o incluso padecer dificultades para pronunciar algunas palabras o sonidos. Lo recomendable es retirarlo de manera progresiva a partir de los 24 meses y de manera definitiva a los 36 meses.
Pero por otro lado, también tiene sus beneficios. Reduce el riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante, calma el dolor, la ansiedad y el llanto, disminuye el estrés y ayuda a dormir. Además, para aquellos que no han desarrollado bien el reflejo de succión, es muy útil. También es una opción menos peligrosa que chuparse el dedo. Se pueden esterilizar fácilmente y están hechos de un material menos duro, por lo que no se hace daño ni en la boca ni en los dedos.
No hay ningún problema en que el bebé lo utilice. No obstante, no debe depender de él y lo ideal es hacer que deje de usarlo antes de los tres años. Por eso, lo mejor es no recurrir a él con demasiada frecuencia y no acostumbrarlo a usarlo si no lo echa en falta.
Cómo elegir el chupete perfecto
– Bordes redondeados.
– Tener una anilla o tirador para poder quitarlo de la boca.
– La tetina no debe medir más de 3,3 centímetros.
– La base no debe ser tan grande como para que pueda metérselo completo en la boca.
– Deben ser sólidos para que no se suelte ninguna pieza pequeña.
– No deben llevar pegatinas o etiquetas.
– El disco en el que está la tetina debe llevar agujeros de ventilación.
– Deben estar fabricados en una sola pieza, los chupetes con varias piezas pueden romperse y ser tragadas.
Elegir el tipo de tetina más adecuado
– Anatómicas: son las que mejor simulan el pezón materno, por lo que resultan la opción más adecuada para los más pequeños.
– Fisiológicas: son más planas y simétricas. Su objetivo ya no es simular el pezón, sino evitar presionar el paladar en exceso. Son más adecuadas para niños más mayores, de entre 6 y 18 meses.
-Redondas: son las más conocidas. Son totalmente esféricas, por lo que tienen la misma forma desde todos los ángulos. Siempre están bien colocadas, así que son cómodas para cuando el niño está durmiendo, por ejemplo, ya que da igual que le dé la vuelta sin querer.
Elegir el material
Deben estar hechos de látex o de silicona. Aunque las dos opciones son igual de válidas, tienen características distintas que hacen que sean adecuados para diferentes edades:
– Silicona: es un material muy resistente y rígido. Aguanta bien las altas temperaturas y no absorbe olores ni sabores. Es menos flexible que el látex, por lo que se puede estropear si se corta. Por lo tanto, está más aconsejado para bebés que aún no tienen dientes.
– Látex: es más blando y elástico que la silicona. También es muy resistente, pero retiene olores. Al ser más flexible, es mejor opción para cuando han salido los primeros dientes.
Cómo usarlo adecuadamente
Usarlo en momentos puntuales: hay que intentar que no dependa de él y que lo use lo menos posible.
Tener varios de repuesto: evitaremos que llore o se enfade si se pierde. Además, así será más difícil que se encariñe con uno en concreto, lo que facilitará quitárselo cuando llegue el momento.
No colgárselo del cuello: es peligroso usar un cordón para colgarlo cuello del bebé, ya que puede haber riesgo de asfixia. Si el que compremos trae un collar, hay que quitárselo. Una opción más adecuada es la pinza, aunque siempre hay que vigilar que no se desprenda de la ropa y pueda tragársela.
No cubrirlo de sustancias dulces: aunque en el pasado muchas madres han endulzado el chupete con azúcar, miel o leche condensada, esto no significa que esté bien hecho, ya que aumenta mucho el riesgo de sufrir futuras caries, además de no favorecer al desarrollo del sentido del gusto.
Mantenerlo siempre limpio: debemos asegurarnos de que esté limpio antes de dárselo. Lo mejor es hervirlo o lavarlo en el lavaplatos si es menor de seis meses, ya que su sistema inmunitario está todavía en formación. A partir de los siete meses se puede lavar bien con agua y jabón. En general, esterilizarlo no es necesario si disponemos de agua potable, excepto bebés con mayor riesgo de infección gastrointestinal, como los prematuros, los de muy bajo peso o los inmunocomprometidos. También antes del primer uso tras la compra es recomendable esterilizarlo o hervirlo.
Cambiarlo regularmente: no solo porque se puede romper y estropear, sino porque hay que ir adaptándolo a las necesidades del bebé. Normalmente, lo ideal es cambiarlo cada mes y medio o dos meses.