La Luna tiene una cola como la de los cometas que nos envuelve cada mes
Durante la fase de Luna nueva ocurre un juego astronómico que no percibimos pero que es realmente sorprendente.
De acuerdo a un informe publicado por The New York Times, la Tierra queda atrapada en una cola que se extiende desde la Luna. Al carecer de una atmósfera que la proteja, nuestro satélite es atacado constantemente. Cuando los meteoritos bombardean la superficie volcánica lunar, los átomos de sodio vuelan a gran altura y quedan atrapados en su órbita.
Los fotones del Sol chocan con los átomos de sodio, alejándolos y creando una estructura en forma de cola que fluye río abajo de la luna en favor del viento solar. Jeffrey Baumgardner, investigador científico del Centro de Física Espacial de la Universidad de Boston señaló que “esto hace que la Luna se parezca a un cometa, ya que tiene una corriente de cosas que salen de ella".
En síntesis, lo que ocurre es que durante los días de Luna nueva, ésta se mueve entre la Tierra y el Sol. La cola parecida a la de un cometa abarca el lado de nuestro planeta que está orientado hacia el sol. La gravedad de la Tierra aprieta esa corriente de sodio y la estrecha en un rayo, invisible a simple vista, que envuelve la atmósfera terrestre y sale disparado al espacio desde el lado opuesto del planeta.
Según el sitio Meteored, este rayo de Luna se puede observar con cámaras especiales como una mancha en los cielos crepusculares. Puede aparecer más brillante o más tenue en otras oportunidades. La cola y su rayo fueron vistos por primera vez a finales de la década de 1990, y la incógnita es qué controla el brillo del rayo. Un estudio publicado en el Journal of Geophysical Research: Planets, tras 14 años de observaciones se concluye que los meteoros, especialmente los más grandes y veloces que bombardean el suelo lunar estarían detrás de las variaciones en el brillo de su cola.
La existencia de esta cola en la Luna no tiene ningún impacto concreto sobre la Tierra, y la investigación era fundamentalmente para conocer el proceso que existía detrás, después de sus primeras observaciones hace casi 3 décadas. Para el estudio han resultado esenciales las cámaras que instaló la Universidad de Boston en todo el mundo para captar imágenes del cielo, esencialmente lentes de ojo de pez que ven todo el cielo visible. Su función original era para detectar auroras, pero también pueden ver el sodio en la atmósfera terrestre con un filtro. Las mejores observaciones se dan cuando los meteoros se queman antes de alcanzar la superficie de nuestro planeta.