Confirmado: tejer mejora la salud a nivel físico y mental
Diversos estudios confirman esta teoría y muchas son las personas que practican la actividad para mejorar la calidad de vida.
Aunque parezca increíble, diversos estudios confirman que tejer mejora la salud, tanto a nivel físico como mental. Muchas personas se dedican al tejido no tanto por los resultados de la lana, sino porque notan que mejora su calidad de vida. Tejer hace bien, de muchas formas impensadas
Knit For Peace, una organización sin fines de lucro, lo confirmó a través de un estudio publicado. Según pudieron investigar, tejer mejora la salud porque como consecuencia de su impacto positivo en lo emocional y mental. Así, tejiendo se mejora el estado depresivo, o la ansiedad. Pero también afirman que ayuda a posponer la manifestación de la demencia senil, a prevenir los síntomas de la artritis, y a soportar los dolores crónicos.
Muchas personas utilizan el tejido como una forma de terapia: un grupo de tejedores del Reino Unido se ofreció a tejer para los necesitados, lo que demostró la necesidad de que los tejedores tuvieran a alguien para quien tejer, y que lo hacían por placer y no por necesidad de ropa.
En España, dos mujeres comenzaron a tomar clases porque habían escuchado que tejer mejora la salud. Allí descubrieron una verdadera pasión, y juntas crearon un emprendimiento par enseñar a tejer: tienen una tienda on line, MöMMOT, donde ofrecen kits con los materiales y los patrones necesarios, y publican tutoriales en YouTube.
Otra organización similar, “We are knitters”, destaca las bondades del tejido: “Hay gente que dice que tejer es el yoga del siglo XXI”, afirma Alberto Bravo, tejedor y fundador de la organización. Para él, esta actividad “requiere cierta concentración, contando puntos y vueltas, y ayuda a olvidarnos de los problemas. Nos permite evadirnos de la realidad”, comenta, especialmente en los tiempos de cuarentena.
En Argentina, la ONG “Cuadraditos solidarios” convoca a tejedores de todo el país para armar frazadas para los indigentes. Los voluntarios tejen en sus casas, o reunidos en grupos de amigos, cuadrados de 20 por 20 centímetros, que luego se une y se donan. A la vez que se relajan y disfrutan tejiendo, tienen la satisfacción emocional de saber que hacen algo por los demás.