Adopciones: entre la espera y la necesidad

Cíclope desarrolló un nuevo informe, esta vez, para conocer un poco más sobre cómo es el proceso de adoptar un niño. Los requisitos, trámites, y la necesidad de los pretensos adoptantes, pero también de niños, de conformar una familia, cuya espera, en su gran mayoría, lleva años.

El estreno semanal de Cíclope aborda el proceso de adopción de un niño en Santa Fe, una temática muy compleja que aborda diversos aspectos relacionados a la burocracia estatal y fundamentalmente a los derechos de los niños. ¿Cómo hacer para ingresar en el Registro de Adoptantes? ¿Cuánto tiempo hay que esperar? ¿De dónde provienen y en qué situación están esos niños? ¿Por qué algunos procesos llevan años hasta concretarse? Estas son algunas de las respuestas que intenta brindar el informe.

Algunas organizaciones son fuertemente críticas del sistema de adopción en Argentina, y cuestionan sus demoras y la falta de acompañamiento que tienen no sólo las familias, sino también los niños. Tal es el caso de Acunar Familia, una ONG surgida en Santa Fe y que se extendió por todo el país con el objetivo de asesorar a esos pretensos adoptantes que muchas veces no encuentran respuestas por parte del Estado. En ese marco, su titular, Ariel Vijarra, remarca algunas de las principales falencias que observan ellos a la hora de iniciar este camino.

El Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA) es el encargado de recibir las inscripciones de esos futuros padres, mientras que la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia, se ocupa de los niños que son separados de su seno familiar que luego son declarados en condición de adoptabilidad. Cíclope habló con sus dos titulares, Magdalena Galli Fiant y Patricia Chialvo, respectivamente, para conocer de qué manera trabajan y cómo articulan sus esfuerzos para poder dar respuesta a una demanda que incluye tanto a los adultos como a los niños.

En ese marco, también se buscan conocer los motivos por los cuales algunos padres llevan años esperando ser llamados y no encuentran respuestas del Estado que debe respetar tanto sus deseos como de los chicos, que muchas veces no coinciden y que alargan aún más los tiempos de espera.