Andrés Jaime, los motivos de su gran evolución y su lado B con el estudio
El base de Unión de Santa Fe ratifica sus condiciones en la actual Liga Argentina y con sus 21 años se erige en uno de los prospectos más sólidos.
En el ambiente resuena con mucha fuerza su nombre, que se va corporizando en un secreto a voces. Ya nadie duda de su talento, sus condiciones, su evolución y le auguran un futuro inmediato de progreso a otras esferas. Mientras, Andrés Jaime continúa concentrado, con el norte muy claro en aportar su grano de arena para que su Unión de Santa Fe vuele lo más alto posible en la Liga Argentina.
El base de 21 años, y 1.85 metros, atraviesa una temporada de ratificación de sus recursos, una experiencia de solidificación con una temporada muy productiva, que invita a revalidar los análisis de los conocedores de la categoría de un horizonte inmediato de crecimiento.
El Tatengue navega entreverado en los puestos de vanguardia de la Conferencia Norte, con su récord 14-7 (66.7%), cerca del líder Echagüe de Paraná (16-6). Ese andar positivo posee un sustento, un cimiento, en el rendimiento de Andrés, que con su juventud a cuestas conduce los hilos con solidez.
El impacto del armador se trasluce en los guarismos, por eso ostenta una media muy productiva de 10.6 puntos, 5.4 rebotes, 4.5 asistencias, 56% en dobles, 36.6% en triples y 14.7 de valoración (la más alta del plantel). Claro que todo esto no lo corre de eje, no le sacude sus estanterías y continúa enclavado en colaborar para que Unión redondeé la mejor temporada posible.
Envuelto en un rutina ajetreada, en la que combina la cursada en la Universidad Nacional del Litoral con los entrenamientos y el descanso, Andrés detuvo el ritmo, pinchó la naranja, para dialogar con Prensa AdC. Con su tono seguro, pausado y concreto, el base abrió las puertas de su coyuntura y sus deseos a futuro.
En cuanto a un balance del andar de Unión, el armador razonó: “Por ahora el saldo de la temporada es positivo. Es cierto que en los últimos partidos tuvimos un rendimiento menor, pero sabemos que ese no es nuestro juego. Estamos trabajando para corregir y afrontar lo que viene de la mejor manera”.
En la burbuja de Santa Fe, desarrollada en el estadio de Colón, el Tatengue dispuso de posibilidades de subirse a la punta, pero no pudo atrapar ese privilegio. Jaime aportó su análisis de esa chance: “Nos conocen más, así como nuestro rendimiento mermó por no sentirnos cómodos en algunos aspectos y eso nos perjudicó. Esas dos derrotas nos bajaron un poco en la tabla, pero estamos a dos partidos del primero. Seguimos con la ilusión y las ganas de mejorar”.
LOS EJES DE SU PRODUCCIÓN
Se siente cómodo, con soltura para asumir el desafío de mayores responsabilidades e injerencia en el entramado colectivo. Andrés surca una etapa personal de optimización en el juego y por eso explicó: “A diferencia de la anterior temporada me han dado un poco más de responsabilidades, intentando hacer lo mejor para el equipo. Se hace más fácil cuando te dan la confianza del cuerpo técnico y de mis compañeros”. Además agregó otros argumentos: “El trabajo diario, el entrenar duro y el mantenerse sirven para ir logrando cosas individuales que las busco para la ayuda al equipo”.
En la edición 2019/20 de la Liga Argentina, el organizador de juego había ejecutado un progreso. Lejos de encasillarse, o relajarse, Jaime aprovechó el tiempo sin competencia por la pandemia para pulir aspectos de su arsenal. “En el 2020 con algunas aperturas, el club nos permitió trabajar. Con Renzo (Giunta) y Lisandro (Leone) que son los asistentes estuvimos entrenando mucho. Durante la pandemia estuve enfocado en mejorar cosas que nos faltaban, y algunos resultados se ven hoy en la cancha”.
Claro que las repercusiones de sus actuaciones le llegan, las percibe, y entiende esos pronósticos de un salto a la elite. No obstante, el base se mantiene firme y por eso razonó: “Hay cosas que se escuchan, pero estoy tranquilo. Mi objetivo principal es terminar la temporada de la mejor manera con Unión y llegar lo más lejos posible”.
Esa postura de serenidad no implica una ausencia de ambiciones, de anhelos por superarse. “La aspiración la tengo, así como las ganas de trabajar para llegar a eso. Sin dudas voy a intentar lograrlo en estos años, porque es una aspiración personal que tengo”, exteriorizó.
LA COMPATIBILIDAD CON EL ESTUDIO UNIVERSITARIO
La transpiración, el galope sobre los listones, la lectura del mapa conceptual de la cancha se conjugan con otro aspecto diametralmente opuesto: el estudio. A Andrés no solo lo moviliza el amor por la rugosa, también lo estimula el cultivo de una carrera, una bastante compleja que eligió, Ingeniería Industrial.
A la hora de compartir la piedra basal de esta decisión de caminar a la par del profesionalismo con la universidad, Jaime describió: “En el colegio fui viendo que era lo que me llamaba la atención para estudiar, en esta carrera encontré cosas que me interesan. Así empecé. Fue un estímulo familiar, pero también entendí que era algo importante para hacer”.
Lejos de considerar esta dualidad como una excepción en el universo del básquet, el santafesino detalló: “Es una situación algo diferente, pero en la actualidad hay muchos ejemplos de que se puede hacer. Con la vista en el futuro es relevante tener estudios universitarios para poder seguir luego del retiro. Se lleva de buena manera, no es fácil y en el año hay diferentes momentos, con algunos en los que se puede estudiar más y otros menos”.
En el seno de Unión brota una incentivación a los jóvenes, un espíritu de acompañarlos y motivarlos en el estudio. Una sana costumbre, que se erige en un factor muy atractivo del club. Por eso, Andrés profundizó: “Todos los chicos que somos de la ciudad estudiamos. Tenemos a Fran (Alloatti), Jordi (Godoy), Seba (Uranga) que están recibidos. Salaberry por terminar kinesiología, los más chicos están culminando la secundaria o empezando una carrera. Es lo que nos traza el club, nos ayuda, nos brinda comodidades para que podamos estudiar. Una iniciativa muy interesante de Unión”.
La competencia engloba periodos de mayor actividad, como las burbujas en diferentes puntos del país, lo que conlleva una dificultad para compaginar el aspecto universitario. En busca de no perder el ritmo, el base pormenorizó: “En esos momento lo he dialogado con los profesores, así adelantaba tareas y entregas. Con un poco de ayuda de ellos pude no atrasarme en la cursada”.
Intenso, dinámico, inquieto y ágil dentro del campo de juego, Jaime no padece la necesidad de la quietud para leer apuntes. De hecho, a la hora de enfrentarse con los libros, el armador acude a la concentración, un aspecto muy decisivo en el deporte, así como al mate y el café como compañeros para evitar la ingesta de alimentos no saludables. “Es una realidad que los tiempos de estudio son largos, lo que más me enfoco en trabajar es en la concentración para optimizar esos tiempos. Utilizar esos ratos que tengo de buena manera”, contó.
Además de los beneficios que acarrea el estudio, el armador detectó un gran aprendizaje con esta aventura de transitar por las dos veredas. “El hecho de tener dos responsabilidades te ayuda mucho a la organización y estar planificado, no solo una semana, sino en tramos largos del año. Sin un orden se hace difícil rendir bien en los dos aspectos”, confesó.
ESPEJOS DE LIGA NACIONAL
La observación se erige en un camino plausible para la adquisición de nuevas herramientas. Así como el intercambio de opiniones y el interés por sumar más recursos, más secretos y detalles del puesto. Andrés no solo trabaja en el parquet con la mirada clavada en lo que deparará su carrera deportiva, también acude a una guía, un feedback.
En esa sintonía, el perimetral de Unión reveló la injerencia de dos bases de calidad de la máxima categoría: Nicolás Copello y Leandro Vildoza. “Uno aprendizaje que he tenido es tratar de absorber de todos los jugadores con los que he compartido en estos años. Ver qué me sirve agregar a mi juego, que tengo que mejorar. Me gusta mucho conversar”, adelantó el armador.
Para luego develar su vínculo con el base de Quimsa y el reciente refuerzo de Boca: “En Santa Fe soy amigo de Copello, también me quedó una relación de amistad con Vildoza. Los miro mucho, trato de tomar detalles por ese lado”. Y para completar el concepto, Jaime narró: “Lo bueno de hablar con estos jugadores asentados en la Liga es su experiencia, sus aprendizajes con los años, cómo va evolucionando el juego y qué aspectos son importantes dominar para el puesto. De eso trato de consultarles”.