Si te despertás sin energía o con ganas de dormir un poco más y querés sentirte un poco más motivado para arrancar la jornada, tomá nota de algunos simples consejos.

No te excedas con el pan: Si te levantás sintiéndote pesado, lo mejor es que no te apures en consumir carbohidratos como el almidón presente en el pan. Se sugiere un desayuno ligero con yogur, queso, avena o frutos secos.

Ejercitate: aunque te de pereza, hacer ejercicios a primera hora del día enciende la producción de serotonina y agiliza tu metabolismo haciéndote sentir más activo.

El primer jugo del día: la vitamina C es un buen despertador para el organismo. Tomá un jugo de naranja, kiwi, piña o fresas. Además, los flavonoides presentes en los cítricos se recomiendan para mejorar el rendimiento cognitivo.

Revisá tu dieta: si estás haciendo alguna dieta muy restrictiva o relámpago es probable que te sientas cansado. Si te faltan los nutrientes necesarios bajarán tus defensas, así como los niveles de concentración.

Poné música: esta genera placer, lo que puede provocar la dilatación de pupilas y una mejor circulación sanguínea. Además, tu cerebro al sentirse bien produce dopamina, la hormona ideal para despertar de buen humor.

Buscá la luz: el cerebro produce melatonina, la hormona que provoca somnolencia, sobre todo en la oscuridad. Si abrís pronto las cortinas y dejás entrar la luz, ésta disminuirá y te hará despertar más rápido. También podés programar tu televisor para que se encienda y el brillo de la pantalla te ayude a levantarte.

Consumí suficiente hierro: si comés cenas ligeras y aún así amanecés cansado, puede que no estés alimentándote bien. El hierro promueve la oxigenación del organismo, cuando no ingerís lo suficiente, tu cuerpo se siente cansado. Alimentos como el pescado, hígado, o el muslo del pollo tienen alto porcentaje de hierro. Las frutas contribuyen a una mejor absorción.