Pixar le escribe una carta de amor a la Riviera italiana con "Luca"

La animación llegará este viernes a Disney+ como una entretenida oda a la amistad y a la exploración de lo desconocido en un entrañable pueblito de un paisaje fuera serie.

“Luca”, nuevo filme de Disney Pixar que llegará este viernes a la plataforma de Disney+ como una entretenida oda a la amistad y a la exploración de lo desconocido en un entrañable pueblito de la Riviera italiana, es según su realizador, el director italiano Enrico Casarosa, una apuesta por el mensaje de que “la curiosidad acorte las distancias entre las personas”.

La cinta, que marca el hito número 24 en el cuarto de siglo de existencia de Pixar, es el primer largometraje del italiano, que tenía en su haber el corto “La luna” (también disponible en el catálogo de Disney+).


Seguramente por eso es que se trata de un proyecto de tintes muy personales e inspirado en sus propias raíces; una suerte de carta de amor a la Riviera italiana y a las amistades que dejan marcas para siempre.

Ambientada en un pueblito del Cinque Terre, esa porción de costa bañada por el Mar de Liguria que comprende diversas pequeñas localidades de pescadores, “Luca” sigue la historia del personaje del título y su amigo Alberto, dos simpáticos monstruos marinos que deciden aventurarse a tierra para convivir con humanos.

Los dos amigos, Luca y Alberto, que al tocar tierra firme ya son otros.


Como una versión infantil de “Splash” (1984), aquella comedia protagonizada por unos jovencísimos Daryl Hannah y Tom Hanks en la que una sirena convertía su cola de pez en piernas al secarse y viceversa al volver a mojarse, Luca y Alberto comprobarán que al pisar tierra firme su aspecto cambia al de dos chicos cualquiera del pueblo pero que su identidad real corre riesgo de descubrirse a cada paso al mínimo contacto con el agua.

Asustadizo y contenido por su temerosa madre, Luca encontrará en el espíritu de Alberto el coraje para probar y probarse en terrenos desconocidos en los que hará más amigos y, por supuesto, enemigos.

Enrico Casarosa y la productora del filme, Andrea Warren, conversaron con Télam sobre el refrescante estilo de animación de “Luca”, que busca texturas más propias del stop motion, el miedo a lo desconocido y la inspiración para su trama.
 

"Los humanos hablan de los 'monstruos marinos', y ellos a su vez hablan de 'monstruos de la tierra'"

ANDREA WARREN


Télam: “Luca” luce diferente a otras películas de Pixar, entre otros factores por su estilo de animación.
Enrico Casarosa: Realmente quisimos hacer algo diferente, fuimos con los animadores en la búsqueda de algo más juguetón porque es una historia del mundo de los chicos y tiene un punto de vista infantil. La inspiración para el aspecto con el que terminamos viene de la animación 2D; vimos también stop motion, amo también el trabajo de Hayao Miyazaki y estuvimos viendo algo del trabajo más antiguo suyo… Queríamos traer ese tono alegre y cálido.

T: Otro elemento interesante de esta película es el momento en que le toca estrenar: hace más de un año que se recomienda quedarse en casa por el coronavirus, y esta es una historia que en última instancia trata sobre perder el miedo a lo desconocido, a salir y aventurarse a explorar. ¿Es por ese factor una película más relevante ahora que nunca?
EC: Nunca lo imaginamos cuando empezamos con este proyecto, pero se siente como si hubiera ganado una capa más de significado en el último año. En varios sentidos; uno de ellos es la sensación de escapismo, porque ciertamente todos podemos apreciar, ahora que no podemos, la idea de un chapuzón en agua fresca. Y también en el sentido social, porque abre el juego a que la curiosidad acorte las distancias entre las personas. Después de la confusión y la angustia de la pandemia, sabíamos que queríamos llevar este mensaje de que no todo será perfecto al salir al mundo, que la madre del protagonista estará preocupada, pero que él va a saber encontrar su camino.

T: Luca llama a los humanos “monstruos de la tierra”. ¿Por qué las personas temen a quienes son diferentes?
Andrea Warren: Me alegra de que ese detalle se note. Ellos se refieren unos a los otros (los humanos y las criaturas marinas) como “monstruos”. Los humanos hablan de los “monstruos marinos”, y ellos a su vez hablan de “monstruos de la tierra”. Eso está motivado por el miedo y algo que creo que es maravilloso de este filme es que Luca como personaje muestra cómo atravesar ese prejuicio, que es desde la curiosidad. Pasando tiempo junto al otro que es diferente, haciendo muchas preguntas.

El paisaje de la Riviera italiana también es protagonista de la propuesta.


T: Enrico, ¿cuál fue la inspiración para los monstruos marinos? ¿Había mitos y relatos así en Italia?
EC: Hay algunos mitos o fábulas alrededor de algunos de estos pueblitos de la Riviera italiana. Y además, amo el folclore de otras culturas, como la celta o la japonesa, con historias sobre animales fantásticos. Investigando para la película aparecieron muchas historias de esos pequeños pueblos italianos. Hay una sobre un pulpo en una localidad que se llama Tellaro, que tiene una iglesia casi sobre el mar, es algo único realmente, y ellos dicen que un pulpo salió del agua y tocó las campanas para avisar que venían piratas, y así se salvó el pueblo. “Il polpo campanaro” se llama esa hermosa leyenda.

T: ¿Cuánto de tu infancia en Italia y los lugares que conociste influyeron en esta historia?
EC: Bastante. De hecho, mi mejor amigo se llama Alberto, como el amigo de Luca, así que mantuvimos su nombre. También como Luca yo era un poco tímido, un poco sobreprotegido por mi familia. Él era muy libre y yo tenía muchas limitaciones. Así que corríamos por la ciudad, él me desafiaba de múltiples maneras. Por eso es que sentía que esa amistad entre Luca y Alberto sería ideal para el corazón de la película. Amistades como esas, aunque con el tiempo la vida nos llevó por diferentes lugares, son muy importantes porque siempre las llevás con vos adentro tuyo. Así que intentar desentrañar qué es lo que significó esa amistad para mí de alguna manera motivó e impulsó esto. Se volvió en una parte muy importante de la cinta.