¿Es efectivo estudiar y trabajar con música de fondo?
Es un gran dilema, esta práctica ¿ayuda a estimular la concentración y mejorar el rendimiento o es una vía más de distracción?
La música no solo nos traslada a lugares o momentos vividos, juega con nuestros recuerdos e incluso invoca a personas con quienes compartimos uno que otro tema. Sea el género que sea, la música siempre es positiva no solo para el alma, sino también para el cerebro.
Hay quienes hacen todo con música de fondo, como trabajar y/o estudiar, ya que ven en la música una herramienta para mejorar la concentración, producción y realización de tareas en general, aunque algunas personas lo consideran como negativo, bajo la creencia de que podría convertirse en un factor de distracción, pero ¿es tan así?
Diversos estudios comprueban que la música estimula zonas del lóbulo frontal, mejorando la capacidad de concentración. Además, estimula zonas del lóbulo temporal, cuya misión es elevar la habilidad en matemáticas y el lenguaje. Otra ventaja es que ayuda a eliminar el estrés previo a exámenes, por ejemplo, favoreciendo la relajación y retención de información.
Al escuchar música que nos agrada, el cerebro segrega dopamina, un neurotransmisor que incrementa la felicidad y mejora la concentración. Incluso en algunos casos, ha logrado que tanto estudiantes como trabajadores mejoren su capacidad de memoria. Todo esto dependerá tanto de la persona como del tipo de música que se escuche.
El problema puede ser la selección musical. El ritmo de la canción y los latidos se sincronizan, por lo que, si se trata de un ritmo intenso o rápido, relajarse es complicado, y por ende estudiar y trabajar también. Por otro lado, si se escuchan canciones con letra mientras se estudia, es posible que la persona se enfoque sin querer en lo que dice la canción que en lo que se esta estudiando, llevando a que el cerebro haga un doble trabajo, alterando la productividad.
Ante este panorama, si eliges estudiar con música de fondo la clave sería saber elegir. Para ello enfócate en temas tranquilos y armoniosos, pero no tanto parta evitar que generen sueño o aburrimiento, como la música clásica, por ejemplo, Mozart; también puedes inclinarte por música ambiental o sonidos de la naturaleza, si estudiar en silencio te resulta incómodo.
Otros aspectos a tener en cuenta es no superar el volumen de la música, ya que debe ser un acompañamiento, no cobrar protagonismo por encima del estudio. Para ahorrar tiempo, crea una lista con la selección ideal con anticipación y evita escuchar música en radio o en aplicaciones con formato aleatorio, para evitar distracciones.
Si eres una persona que se distrae con el pasar de una mosca, evita estudiar o trabajar con música, ya que no solo estarás perdiendo la concentración, sino complicando la productividad y no lograrás avanzar en tus tareas.
Un estudio que rechaza el uso de música a la hora de trabajar o estudiar
Durante el 2019 un grupo de investigadores de Universidad de Lancaster, en Reino Unido, concluyeron que la música interrumpe constantemente el rendimiento creativo en la resolución de problemas.
Para llegar a esa conclusión se reclutaron 30 jóvenes de entre 19 a 30 años y les realizaron diversas pruebas con distintos tipos de música de fondo, como también en silencio. Según el doctor Neil McLatchie, uno de los responsables del estudio, se encontró “una fuerte evidencia de una respuesta deficiente cuando había música de fondo comparada con la que se daba cuando el entorno era tranquilo”. La explicación es que la música altera el trabajo de la memoria verbal.
Cuando los participantes trabajaron sin música, o con el suave murmullo de una biblioteca, su rendimiento no se vio afectado negativamente. “Nuestros hallazgos desafían la opinión popular de que la música mejora la creatividad y, en cambio, demuestran que la música, independientemente de la presencia de contenido semántico, interrumpe constantemente el rendimiento creativo en la resolución de problemas”, concluye el estudio.