Consecuencias de los robos en cementerios y de cables de la EPE
Se analiza casi siempre el delito contra la propiedad como lo que se pierde materialmente cuando se lo apodera un ladrón. Pero, cuando son crucifijos en un cementerio, y cableado eléctrico, aéreo o subterráneo o telefónico, hay otros daños derivados, al que se ven sometidos sistemáticamente las víctimas.
Esta semana hubo una entrega entre funcionarios públicos de la justicia provincial, de la policía santafesina de la Agencia de Investigación Criminal AIC, y funcionarios del área del cementerio municipal santafesino, que recibieron cientos de crucifijos metálicos y arte mortuorio robados en lápidas y en panteones de la necrópolis santafesina. Estos elementos entregados en la sede de un depósito de la Empresa Provincial de la Energía EPE, son solo efectos materiales con un valor por peso conforme al metal que se trate. Este capítulo se incia con secuestros de cables robados a la EPE y a Telecom, y en todos los casos las derivaciones de esos delitos son mucho más profundas que los daños solamente materiales.
El daño psicológico
Lo que realmente subyace en la inmensa profundidad de estos delitos es el otro daño, permanente e indeleble, sobre los familiares de las personas cuyas tumbas fueron vulneradas, dañadas, vejadas, y que en la mayoría de los casos, son elementos que se compraron con gran sacrificio para homenajear para siempre al familiar o amigo querido que partió de este mundo. El secuestro de los elementos y la entrega a las autoridades es un acto de justicia en sí mismo, pero también es cierto que por la similitud de los elementos, será casi de imposible realización la restitución a los familiares damnificados por la acción criminal de los ladrones. Pero, aún así, es reparador que esos efectos fueron recuperados por la acción de los agentes del Estado, justicia y policía.
Justicia y Policía
En sintonía con lo expresado, la fiscal del Ministerio Público de la Acusación, Clelia Trossero junto a pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal AIC, hay trabajado en los últimos tres años, en investigaciones sobre el robo de cables eléctricos del tendido público, que una vez cortados y sustraídos, no solo generan un corte de energía eléctrica para una vasta zona, sino que además en aquellas personas que son electrodependientes -que son las personas que necesitan del permanente suministro eléctrico constante y en niveles de tensión adecuados para alimentar el equipamiento que por prescripción médica necesitan para mantenerse con vida- y a modo de ejemplo, diálisis, entre otros muchos.
Inmenso daño social
En estos casos, los daños no son en modo alguno los que delincuentes producen generalmente mediante arrancamientos bestiales del tendido del cableado eléctrico aéreo o subterráneo, o de telefonía domiciliaria o ferroviaria. Los daños en el corte de la energía eléctrica depende la zona, son con perjuicio para los pacientes que son electrodependientes, como también lo son para una industria, con los usuarios de la red domiciliaria, o con un sanatorio u hospital, un club, o bien los comercios que tienen heladeras con cadena de frío permanente para los productos perecederos que comercializan, y así la lista se vuelve interminable. El otro capítulo, también visibilizado en toda esta situación, se relaciona con la ganancia espuria del dueño de una chacarita que sabe perfectamente cuando un cable es robado, y si es de la EPE o de telefonía, y más aún, cuando compra 30 crucifijos metálicos por semana, conociendo que fueron sustraídos en un cementerio.
Trabajo cumplido
Enhorabuena que la justicia penal a través de una fiscalía especializada del Ministerio Público de la Acusación con el trabajo de los pesquisas policiales santafesinos de la Agencia de Investigación Criminal AIC, se hayan preocupado y ocupado de estos delitos. Hubo investigación, allanamientos, aprehendidos, elementos probatorios incriminantes secuestrados, y condenas, y los funcionarios públicos de las áreas cumplieron con su trabajo, que es asegurar el bienestar general de la sociedad.