Maxi Martín y la clave para el título: “Nunca nos dimos por muertos”
El capitán de Unión valoró la confianza del equipo para reponerse a las complicaciones del partido. Además puntualizó en la cohesión grupal como un factor decisivo.
La sonrisa no podía estar más enorme, parece que se le van a desgarrar los pómulos. Maxi Martín recibe la copa de campeón, emana un estadío indescriptible de emociones, sobre todo la felicidad más pura. Con la mirada en sus compañeros, el capitán levanta el trofeo y se zambulle en la montaña de abrazos, saltos, cantos y sobre todo euforia.
Así vivió la premiación el alero, totalmente extasiado por el logro, por aportar su grano en la construcción de la gloria para Unión. Y no es para menos, porque la victoria dispuso de tintes épicos, míticos, con esa resolución agónica, en la que volvieron de las cenizas tras el triple de Harina con el doble milagroso de Leo Lema.
El Tatengue clausuró la serie 3-1 ante el Tricolor y tuvo que sufrir después de esos dos primeros rounds en los que exhibió suficiencia. Por eso el desborde adquiere mayor efervescencia, por las vicisitudes que atravesó el elenco santafesino para definitivamente escalar a la Liga Nacional y regresar a esa esfera tras 34 años.
El pampeano rebotó por todo el parquet en las celebraciones y se entrelazó en abrazos interminables. En un pequeño parate, Maxi habló con las cámaras de Prensa AdC, siempre con júbilo como gesto notorio en su humanidad.
En cuanto a los primeros pensamientos en la consagración, Martín describió: “Se me vienen un montón de gente a la cabeza, mi familia, mi nena que está ahí. Estoy muy contento, agradecer a mi familia de Pico, a la de Concepción, a mi viejo y a Seba Raffaelli que se nos fue”.
A la hora de compartir la satisfacción de una meta conseguida, con toda la dificultad que conlleva, el perimetral aportó una reflexión interesante: “No lo puedo creer uno labura y entrena todos los años para tratar de jugar este tipo de partidos, tratar de lograr esto”.
Claro que el desenlace fue casi inverosímil, como guionado por un escritor afamado. En esa línea, Maxi expresó: “Así jugamos todo el año, nunca nos dimos por muertos. Quedaban ocho décimas, es una locura. Siempre estamos enteros, siempre damos un poco más de lo que tenemos y siempre tuvimos confianza plena en el equipo, eso nos caracterizó toda la temporada”.
A pesar de éxtasis, el talentoso perimetral le dedicó unos segundos a valorar la jerarquía de Villa Mitre y exteriorizó: “Llegaron a la final no era para menos, es un equipo con grandes jugadores, con un entrenador que los hizo jugar muy bien”.