“El olvido que seremos”, mejor película en los Premios Platino

La cinta colombiana dirigida por el español Fernando Trueba basada en la novela homónima escrita por el hijo del médico y líder social Héctor Abad Gómez, asesinado en 1987, confirmó su favoritismo y se consagró como la gran ganadora de la 8va. edición de los Premios Platino al cine.

“El olvido que seremos”, cinta colombiana dirigida por el español Fernando Trueba basada en la novela homónima escrita por el hijo del médico y líder social Héctor Abad Gómez, asesinado en 1987, confirmó su favoritismo y se consagró como la gran ganadora de la 8va. edición de los Premios Platino al cine y las series iberoamericanas, que se llevó a cabo este domingo en Madrid.

La película llegaba a la gala, organizada por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) en colaboración con la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Fipca), con 11 nominaciones, las mismas que la guatemalteca “La llorona” -de Jayro Bustamante-, aunque fue la cinta de Trueba la que pisó fuerte en el Ifema Palacio Municipal de la capital española con el triunfo en cinco de las ternas que disputaba.

El filme se alzó con las estatuillas de Mejor película iberoamericana de ficción, Mejor dirección para Trueba, Mejor guion para su hermano David Trueba, Mejor interpretación masculina para el español Javier Cámara y Mejor dirección de arte para Diego López.
 

Javier Cámara y Patricia Tamayo, protagonistas.



Ambientada en el marco de la violencia civil y política que envolvían a la Colombia de los 80, la trama hace foco principalmente en las memorias del hijo de Abad Gómez sobre su padre y su familia.

Retratado como un intachable y moral hombre de ciencia, comprometido hasta los huesos con la inexistente justicia y bienestar social en Colombia, el médico pionero en materia de vacunación y sanitarismo fue llevado a la pantalla por Cámara de una manera sensible y conmovedora, que en la primera mitad del filme resulta en secuencias dulces e inocentes filmadas a color.

En contraposición, los recuerdos menos felices de la relación padre-hijo y del cada vez más vertiginoso clima que se vivía en la región son representados en un dramático -y casi obvio- blanco y negro, con una fotografía que destaca y que le había valido a Sergio Iván Castaño una nominación en los premios de esta noche.