Cinco situaciones en las cuales no debemos aceptar cookies
Cuando navegamos por Internet, muchas de las páginas que visitamos nos muestran un mensaje avisándonos del uso de cookies. Si bien el simple clic de un botón puede parecer inofensivo, la solución real requiere un poco más de profundidad.
¿Qué son las cookies? Son pequeños archivos de texto que si se aceptan rastrean y recopilan datos del navegador web de nuestro dispositivo, enviando esos datos al propietario del sitio web. Pero ¿aceptar cookies es algo malo? Depende del sitio web, de quién obtendrá acceso a nuestros datos y qué harán con ellos. Además, en algunos casos rechazar las cookies afectaría nuestra capacidad para usar ese sitio.
¿Deberíamos aceptar cookies?
No es necesario aceptar cookies ya que las reglas como el Reglamento General de Protección de datos fueron diseñadas para darnos control sobre nuestros datos e historial de navegación. Luego de que la Unión Europea pusiera en marcha el RGPD, Argentina comenzó un proceso de actualización del régimen de datos personales. Mientras se aguarda el tratamiento en el Congreso de la Nación de la nueva Ley de Protección de Datos Personales, la Agencia de Acceso a la Información Pública discutió el cambios que tendrán las regulaciones de privacidad en el encuentro virtual “Argensig 2021”.
El problema potencial de negarse a aceptar cookies es que algunos propietarios de sitios web pueden no permitirle usar sus sitios web si no lo hacemos. Otro inconveniente es que sin la aceptación, es posible no recibir la experiencia de usuario completa en ciertos sitios web.
En algunos escenarios, puede resultar útil aceptar cookies. Pueden contener datos sobre nuestros hábitos e historial de navegación, preferencias e intereses personales, nuestro nombre de usuario y contraseña, ubicación y dirección IP, e incluso datos personales como nuestro número de teléfono y dirección. Con todos estos datos recopilados, las empresas pueden utilizar cookies en nuestro beneficio y, en algunos casos, también en el suyo.
La primera ventaja es simple: sin el consentimiento de las cookies, algunos sitios web no otorgan acceso. También las cookies pueden ser útiles porque mejoran nuestra experiencia de usuario individual. Con los datos recopilados, la experiencia en el sitio web se adapta a nuestros intereses, haciendo que nuestra experiencia de navegación sea más rápida, más enfocada y útil. Esta experiencia más personalizada puede resultar especialmente útil al realizar compras online. Por ejemplo, cuando volvemos a visitar un sitio web, es posible que recuerde los artículos del carrito de compras que aún no hemos comprado. Otra razón para aceptar cookies es que pueden recordar nuestras credenciales de inicio de sesión.
5 situaciones donde no deberíamos aceptar ni guardar cookies
Las cookies son archivos temporales que pueden durar más o menos tiempo. Podemos configurarlas, usar herramientas para bloquearlas, borrarlas cuando queramos. El problema puede llegar principalmente cuando recopilan datos personales sin avisar al usuario. De ahí que tengamos que aceptar o no a la hora de navegar por una página que puede recopilarlas. Estos son algunos escenarios en los que es posible que no desee aceptar o conservar cookies:
- Sitios web no cifrados. No debemos aceptar cookies cuando se encuentra en un sitio web no cifrado, un sitio donde el icono de candado junto a la dirección del sitio web no está bloqueado. ¿Por qué es esto peligroso? Si un sitio web no está encriptado, no hay seguridad para proteger nuestros datos. Este acceso inseguro puede permitir que terceros, como piratas informáticos, roben cookies de nuestro navegador, interceptando información personal que probablemente como tarjetas de crédito y otra información privada, dejándolo más vulnerable a delitos en línea como el robo de identidad.
- Cookies de terceros. No todas las cookies son iguales, algunas son colocadas por los propios sitios que se visitan, mientras que otras son colocadas por terceros como anunciantes. Si las aceptamos, el sitio web podría vender nuestros datos de navegación a terceros. Compartir información personal con terceros sin tener ningún control sobre ella también podría dejarnos vulnerables. Por un lado, no podemos elegir a los terceros.
- La velocidad de la computadora se vuelve más lenta. En el caso de queres mantener el buen funcionamiento de nuestros dispositivos, tener nuevas cookies almacenadas en nuestro navegador una y otra vez relentiza nuestra computadora, ya que ocupan espacio en el disco.
- Flagged Cookies. En el caso de que nuestro software antivirus reconozca cookies sospechosas, no debemos aceptarlas (o eliminarlas si ya lo hemos hecho).
- Uso de información privada. Si compartimos datos privados, como por ejemplo información bancaria, debemos rechazar el uso de cookies para mantenerlos seguros. Este es el tipo de información de identificación personal (también conocida como PII) que, si es interceptada por las partes equivocadas, podría ayudar a los estafadores a cometer fraudes en línea como el robo de identidad. La información personal siempre debe mantenerse privada y solo debe compartirse cuando sea absolutamente necesario.
Por qué los sitios web le piden que acepte cookies
Los sitios web se han centrado cada vez más en pedir a los usuarios que acepten cookies. El motivo refleja una ley de protección de la privacidad de los datos que rige el seguimiento y la transparencia de los datos en línea. El incumplimiento del propietario de un sitio web puede resultar en multas. Esta posible infracción legal ha llevado a que más sitios web envíen notificaciones de cookies para asegurarse de que cumplen.
Aun cuando pareciese que todo está permitido en las redes, la verdad es que se tienen los mismos derechos que reconoce la Ley de Protección de Datos cuando nuestros datos circulan en el ámbito de Internet. Lo complicado en internet es identificar el lugar de origen del sitio al que le hemos proporcionado nuestros datos, la imposibilidad de identificar al titular de una página web, las distintas legislaciones que existen en el mundo sobre el tema y/o la aceptación expresa o tácita de las denominadas Políticas de Privacidad de algunos sitios que en muchos casos están escritas en otro idioma o que no solo no respetan las leyes argentinas sobre seguros contratados con empresas no autorizadas a operar, sino que pretenden aplicar otras leyes o establecen jurisdicciones extranjeras para ejercer los derechos del asegurado.