Ahorró y cumplió el sueño de su abuelo de tener auto a los 76 años
Alberto tiene 76 años, se jubiló como mozo y nunca pudo comprarse su vehículo. Sin embargo, su nieto Gonzalo hizo realidad aquel viejo anhelo. “Enviudó hace dos meses, y no quería que se sintiera triste para las Fiestas”, resaltó.
Alberto es de los hombres que inculcó la cultura del trabajo a su familia. Toda su vida trabajó en el icónico Café Roma de la ciudad pampeana. Pero los fines de semana también prestó sus servicios en los bailes que se realizaban en el Club Ferrocarril Oeste.
Sin embargo, a pesar de haber trabajado durante toda su vida, nunca pudo comprarse un auto. Y como recompensa a ese esfuerzo, uno de sus nietos le cumplió el sueño.Gonzalo tiene 33 años, es empleado administrativo y los fines de semana trabaja como DJ. Él sabía que Alberto era fanático de los auto antiguos. “Sin irrompibles”, le decía cada vez que iban juntos y se cruzaban con uno.
Contó cuánta plata tenía y de inmediato supo que aún le faltaba para llegar al total. Por eso, tomó la decisión de vender su moto para poder pagarlo en efectivo. El anhelo de cumplirle el sueño a su abuelo estaba cada vez más cerca. Fue así que organizó, junto a su familia, un festejo especial para el Año Nuevo.
“Mi abuelo enviudó hace dos meses, y no quería que se sintiera triste para las Fiestas. Por ese motivo alquilé una quinta para recibir el Año Nuevo en familia. Puse luces y elegí la música adecuada para que ese momento fuese inolvidable para todos”, contó en diálogo con TN.
“Vos sabés que yo la semana pasada estuve hablando con Papá Noel y le dije que necesitaba un regalo para mi abuelo. Mandámelo a General Pico, La Pampa, que se lo voy a entregar el 31 a la noche. Así que, abuelo, espero que disfrutes este regalo. Vos sabés que te quiero mucho. Esto va de parte mía. Este es un regalo pendiente que tenía desde hace varios años. Vamos a ver qué te trajo”.
Así empieza el video que Gonzalo grabó para sorprender a Alberto, quien esperaba ansioso sentado en una silla blanca. Empezó a sonar la canción Color Esperanza, de Diego Torres, y desde lejos se escucharon bocinazos.Del auto bajó Gonzalo y le entregó las llaves. Se abrazaron, se acariciaron y Alberto, todavía sorprendido, agradeció y saludó al resto de la familia.
“Fue un momento muy especial porque verlo sonreír a mi abuelo es hermoso. Él siempre ayudó a todos sus nietos, y se merecía una recompensa. Estoy feliz por él. Igualmente, nada de lo que pueda hacer será suficiente para agradecerle las horas de juego que me dedicó y las enseñanzas que me dejó”.