"Ahora habrá que esperar hasta que el árbitro no ponga la pelota en la mitad de cancha para gritar un gol (risas). En el momento se mueve la pelota, que ahí griten el gol", abrió el juego de manera risueña el exdirector de formación arbitral de la AFA, Miguel Scime, en diálogo con el programa De Diez, en la antesala del debut del VAR en la Copa de la Liga Profesional, justamente este jueves en el partido entre Colón y Aldosivi, en el estadio Brigadier López. 

Su inicio se debió a los relatores de radio, en caso que haya una jugada dudosa después de un gol y llegue el canto: "Trabajo mucho con periodistas y relatores y realmente los compadezco con lo que se viene. En Argentina llevará un tiempito en que nos acostumbremos".

Ya metiéndose de lleno en la utilización, aseveró: "Depende sin lugar a dudas del VAR árbitro, de la persona que está mirando las pantallas y que, cuando haya errores claros y obvios, según dice el protocolo, le dé una posibilidad de corregir al árbitro. ¿Siempre? ¡No! Solo en situaciones puntuales. Siempre digo una frase, que el VAR tiene que «buscar el elefante y no una hormiga, no hacer invisible lo visible». Pero como lo maneja una persona, el error siempre estará, pero la palabra final siempre la tendrá el árbitro principal".

"Se van a empezar a escuchar palabras en código para ciertas situaciones. Son cosas que llamarán la atención, por ejemplo. Hay un protocolo que el árbitro debe respetar. El VAR lo invita a la revisión en el terreno de juego ante un posible error. El árbitro si está convencido no tiene que ir, pero calculo que todos lo van a hacer. Está también en la personalidad. Habrá árbitros que irán a analizar y otros no", agregó.

Luego, fue coherente: "Nos falta una tecnología. Tengo un Var en mi casa, porque pasé todo un proceso de cuándo se creó. El sistema nuestro se hace mediante planos. Acá hay entre 9 y 12 cámaras. En Europa hay hasta 32 y en 3D, como también el chip en la pelota que, si es gol, le sonará en el reloj del árbitro. Esa tecnología aún no la tenemos".

En el final, argumentó: "El VAR nace para errores obvios, claros y manifiestos. Para que el árbitro identifique «los Elefantes que pasen por delante y no se ven por la velocidad del juego. No para pequeñeces»".