El corto de subgénero zombie se centra en un refugio abandonado, en el que una madre le enseña a su hija cómo sobrevivir ante el entorno hostil que las acecha. Pero, por primera vez en su vida, la joven debe tomar una decisión.

Una historia corta que dice mucho. Mantiene expectante al espectador, sin querer despegarse de la pantalla. Y, tal como dice el realizador Luis Hitoshi Díaz sobre la obra, “deja un aire de angustia y preguntas varias sobre qué haríamos si fuésemos protagonistas en la vida real de lo que vemos en pantalla grande. En definitiva, las grandes películas de terror no son lo que muestran, sino lo que cuentan”.

Carrero

La película se centra en un joven que decide ayudar a un carrero del barrio, acompañándolo a juntar los desechos de la ciudad. Estos vínculos generan que se aleje de su casa y que se vaya a vivir a un terreno tomado.

Este largometraje aborda diferentes problemáticas del Gran Buenos Aires que son bastante comunes: trabajos informales, toma de terrenos, venta de drogas, delincuencia y la falta de un Estado presente. Es por eso que esta producción refleja esta realidad alejada de prejuicios.

“Veremos robos de vehículos, intercambios de plata, caballos, bailes en trance y unos personajes que de alguna manera necesitan existir para el cine a través de una reducción del género que les hace responder casi siempre lo contrario a lo que esperamos, porque cada secuencia (hasta el fundido a negro final) sabe apagarse en el momento exacto”, opinó el crítico Álvaro Arroba al respecto.

El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas

El documental sobre José Luis Cabezas trata sobre su asesinato en el verano del 1997, un hecho que conmocionó a todo un país y que ha revelado “un entramado mafioso en el que los poderes políticos y económicos no parecen estar ajenos”, según indica su sinopsis.

A través de los 105 minutos, lo que hace esta producción es recordarlo a través de un sistema de entrevistas y archivos para poder comprender el caso a la perfección.

“No hubo en 25 años un documental como este de Hartmann: una película que confía en la exposición minuciosa de hechos y testimonios antes que en atajos fáciles hacia una ‘verdad’ preestablecida; que recupera y honra la fundamental, y cada vez más rara, misión del periodismo de combatir al olvido”, criticó el escritor de cine Agustín Masaedo.