La naturaleza actúa como fármaco para la salud física, mental y social

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social. La naturaleza tiene esos tres componentes que la convierten en una de las mejores opciones para fomentar la mejora de salud.

Dos de los últimos estudios publicados sobre este tema lo tienen claro: el contacto con la naturaleza es bueno para la mente y el cuerpo.

El simple hecho de sentirse conectado con la naturaleza y los espacios verdes puede tener un impacto positivo en el bienestar. 

¿Por qué la naturaleza y las zonas verdes pueden mejorar nuestra salud?

Un estudio recién publicado ha examinado la relación que existe entre el contacto con la naturaleza y la ingesta dietética.

Los resultados de los investigadores sugieren que un mayor contacto con la naturaleza se asocia con una mayor ingesta, y más variada, de frutas y verduras. Por tanto, una forma de promocionar el consumo de verduras y frutas es vivir cerca de una gran zona verde.

Se une a estas conclusiones un manual publicado hace unos días en la prestigiosa Annual Reviews que habla principalmente de la carne y la sostenibilidad. El consumo de carne actual y futuro puede producir problemas económicos, sociales, ambientales y de salud.

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Entramos por tanto en un ciclo en el que si consumimos más frutas y verduras, y menos carne, mejoraremos nuestra salud y la del planeta. Por consumo de carne poco saludable para la salud nos referimos a un exceso de carne roja y al consumo de carne procesada.

Contacto con la naturaleza y entrenamiento

Tener una gran zona verde al lado de casa, o vivir dentro de esa zona verde, nos invita a salir a caminar, correr o a la práctica de cualquier actividad física. Sin embargo, esa ayuda extra no se produce si vivimos rodeados de edificios y tráfico.

Contacto con la naturaleza y estrés

Muchas son las personas que han cambiado de vivienda por la pandemia de COVID-19. La sensación de estar encerrado, con poca luz solar en algunos casos, ha hecho que aquellas personas que han podido se hayan trasladado a otros lugares más cercanos a la naturaleza.

Estando en contacto con la naturaleza, el estrés puede controlarse mejor, y si tenemos menos estrés, tendremos mayor salud física y mental. Los espacios abiertos también inducen a tumbarnos con amigos para un picnic o a practicar algunas de las muchas actividades físicas que se ofertan al aire libre.

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Aumenta de esa forma la sociabilización y el contacto con los demás, la otra pata de la salud: el bienestar social. Todo lo comentado nos lleva a concluir con la misma frase que hemos utilizado en el primer párrafo: el contacto con la naturaleza es bueno para la mente y el cuerpo.