Este martes se podrá ver una Superluna de Fresa
El satélite natural de la Tierra podrá verse hasta un 14% más grande y 30% más brillante que cuando la misma luna llena se produce en el apogeo. Se podrá observar siempre y cuando el cielo se encuentre despejado.
Quienes miren al cielo en la noche del 14 de junio podrán apreciar la Superluna de Fresa, un fenómeno que impacta en el tamaño y el brillo del satélite natural, ya que se combina la fase en que está llena con su perigeo, el punto en que está más cercana a la Tierra.
Su nombre no está relacionado con el color que adopta el satélite, que durante los eclipses se torna rojiza, sino con una referencia histórica: como recuerda la NASA, la denominación fue popularizada por el almanaque granjero de Maine, Estados Unidos, que recordaba cómo los aborígenes algonquinos, presentes en los tres países norteamericanos, llamaban así a la Luna, que inauguraba la relativamente corta temporada para cosechas frutillas. En el continente europeo, por ejemplo, se la llamaba Luna de Hidromiel (una bebida antigua obtenida al fermentar miel con agua u otros ingredientes).
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Se trata de un evento que es fácil confundir con una Luna Llena, pero la principal diferencia radica en el tamaño y el brillo del objeto astral, que se verá incrementado por su cercanía con el planeta. Según recuerda la NASA, las Superlunas sólo ocurren de tres a cuatro veces al año, y siempre aparecen de manera consecutiva.
La ocasión se presenta como especial para realizar una fotografía de la luna, que estará en su perigeo, es decir el punto más cercano a la Tierra en la órbita del satélite. Según señalan los especialistas, el perigeo se alcanza una vez cada 28 días, pero no siempre forman Superlunas, ya que en este caso también es necesaria la Luna llena. No son necesarios telescopios ni otros instrumentos astronómicos para presenciar el evento, y lo único importante es que el cielo se encuentre despejado para poder apreciarla.
El término Superluna no es científico, sino que fue acuñado en 1979 por el astrólogo norteamericano Richard Nolle, para señalar el momento en el que coincide la luna llena con la fase de perigeo del satélite. La denominación se adoptó para darle cierto impacto a este tipo de eventos, así como concientizar sobre estos sucesos que tenían un lugar importante en culturas antiguas como el caso de la Superluna de fresa.