Guzmán lanza un sorpresivo canje de deuda a días del vencimiento
Se trata de dos letras que vencen la semana próxima y suman unos $500.000 millones. El ministro de Economía había dicho que la deuda argentina era "sostenible".
El ministro de Economía Martín Guzmán pone en marcha un sorpresivo canje de letras en pesos, correspondiente a vencimientos que tendrán lugar el próximo 29 de junio, luego de haber dicho durante el fin de semana que la deuda argentina es "sostenible".
De acuerdo con un comunicado del Palacio de Hacienda, el Gobierno convocó a inversores a "los tenedores de LEDES con vencimiento 30 de junio de 2022 (S30J2) y LECER con vencimiento 30 de junio de 2022 (X30J2) a participar de una operación de conversión de su Título Elegible.
Se trata de bonos que juntos implican un compromiso en moneda local por unos $522.000 millones y el llamado ocurre luego de que Guzmán planteara durante el fin de semana que "no hay problemas" para cumplir con los compromisos.
"Quien diga que en Argentina la deuda pública en pesos es insostenible no tiene idea de lo que está hablando y no pasaría un examen básico en la facultad", argumentó el titular del Ministerio de Economía.
No obstante, los diferentes operadores e inversores institucionales tienen serias dudas sobre el cumplimiento de los compromisos del Estado, lo cual quedó manifestado entre el 8 y 9 de junio pasados cuando hubo una tendencia de venta de los Fondos Comunes de Inversión (FCI).
El canje procura postergar el próximo vencimiento entre agosto y noviembre de este año. A todo esto, los datos del déficit fiscal de mayo no ayudan a generar la confianza necesaria.
Los $191.000 millones de rojo de las cuentas públicas que dieron como resultado el mes pasado en la medición para el Fondo Monetario Internacional (FMI), contrastan con el superávit de $25.000 millones del mismo período de 2021.
El quebranto de mayo explica el 40% del total acumulado en lo que va del año y fue la cifra mas alta mensual por lejos. Si se compara con abril, el déficit fiscal primario creció un 130%, una señal que no genera confianza entre los inversores que tienen que financiar al Estado.