La puesta de sol más fotografiada de Nueva York
El fenómeno en el que el atardecer coincide con la alineación de las calles reunió a una multitud de fotógrafos aficionados y profesionales
Inmortalizar el “Manhattanhenge”, momento en el que el sol se pone verticalmente entre los rascacielos de Nueva York, era el objetivo de miles de personas este lunes, y para conseguir esta fotografía poco les importó situarse en mitad del tráfico de las ajetreadas avenidas de la Gran Manzana o plantar su cámara con horas de antelación.
“Esto es una auténtica locura”, dijo mientras que tocaba el claxon un taxista que intentaba cruzar la calle 42 a la altura de la estación de Grand Central, uno de los puntos más populares para fotografiar este momento que se produce dos veces al año.
A lo que uno de los cientos de participantes que estaba ocupando la vía, le respondió entre risas: “Te hubieses tenido que haber tomado la tarde libre para ver la puesta de sol tranquilamente”.
Otro vehículo, en vez de pedir que la gente se quite del medio con pitidos, optó por conducir más despacio para que el copiloto se pudiera sentar en la ventanilla y, con medio cuerpo fuera, pudiera sacar una foto.
Según los expertos, las calles más anchas de Manhattan (números 14, 23, 34, 42 y 57) son habitualmente el mejor lugar para disfrutar del espectáculo y otra opción es cruzar a Long Island City, al otro lado del río Este, para verlo desde el barrio de Queens.
En este rincón de la isla se ve claramente quiénes son los fotógrafo “amateur”, los que simplemente se han cruzado con el espectacular atardecer, y los fotógrafos profesionales, ya que estos últimos plantan su cámara con horas de antelación en los lugares más altos, como el puente de Pershing Square que conecta con la estación.
Carolina Pereira, una turista colombiana, dice que buscó en la prensa dónde tenía que ir y su amiga María Ortiz describe el escenario de color como una bonita vista pese a la “locura” que la rodea.
No solo turistas y fotógrafos tomaron las calles para hacerse con la foto perfecta, pues entre la multitud también había locales.