Primavera Sound: lo nuevo con la experiencia que dan los años
Si bien el clima se acercó más a un otoño duro, las actuaciones valvulares de Pixies y Jack White pusieron el calor necesario en la Costanera Sur de Buenos Aires. Cat Power y Las Ligas Menores estuvieron a la altura de un estreno de Festival que llega para quedarse.
Por Maxi Marano/ Enviado Especial
Siempre es bueno ver el nacimiento de algo y ni hablar si ese suceso está ligado al arte y lleva la música como bandera. De un tiempo a esta parte, los festivales fueron surgiendo en el país y fue una constante la desaparición de algunos y la presentación de nuevos.
En la mayoría de los casos, se trata de formatos importados y Buenos Aires es una de las capitales del mundo, por lo que no se duda en llegar a estas tierras a buscar la ferviente ola de seguidores que cantan y saltan cada uno de los temas hasta más no poder. En este caso Primavera Sound Buenos Aires abrió el telón y ya es una realidad.
El viernes por la noche hizo su debut a lo grande con su evento inaugural, Road to Primavera. La llegada a Argentina del mítico festival originado en Barcelona, con producción de DF Entertainment, se da en el año de su aniversario número 20, y no es el único destino en sumarse. Además de Buenos Aires, las ciudades de San Pablo, Los Ángeles y Santiago de Chile.
Con Streaming exclusivo por Flow, la primera fecha contó con shows de Jack White, acaso el gran nombre del rock actual, representante tanto de su tradición como de su renovación; Pixies, banda emblema del rock alternativo; Cat Power, con su voz mágica y sus interpretaciones sentidas; y Las Ligas Menores, quinteto de pop rock argentino de guitarras vibrantes y paisajes subjetivos.
Antes de meternos de concreto en las actuaciones de cada una de las bandas es bueno destacar que el festival muestra una alternativa en la grilla a lo que podemos ver que se anuncia en otros festivales locales lo que ya podemos definir como una bisagra importante para los que tienen más de 30 y empezaban (mos) a notar que medio quedaban (mos) afuera de la historia.
Las ligas, de menores, no tienen nada
Con un viento que volaba todo lo que encontraba a su paso en la Costanera Sur, Las Ligas Menores fueron los encargados y las encargadas de subir el volumen en esta primera parte del Festival que seguirá en noviembre.
Con un sonido simple pero muy concreto, la banda no muestra medias tintas ni tantos semitonos pero tienen la seguridad de saber lo que están tocando.
El grupo forma parte de lo más alto de la escena independiente local y canciones como Accidente, Nieve Fría y 1200 km dan en la tecla en un formato que suena bien, gusta, y no molesta en estos tiempos que corren. No pidamos más de lo que da la banda: un sonido concreto y firme.
Para quienes no la conozcan la agrupación tiene dos discos editados bajo el sello Laptra. El primero es de 2014 y es homónimo a la banda y cuatro años después sacaron Fuego Artificial (2018). Son 10 años de trayectoria los de Las Ligas Menores y el grupo está formado por Anabella Cartolano y Pablo Kemper que se complementan a la perfección con los teclados de Nina Carrara, el bajo a tono de Angie y la nueva incorporación, y la columna vertebral de la batería en manos de Micaela García.
Un gato por la ventana
No sabíamos que venía a Buenos Aires hasta unas semanas antes de la noche del viernes 14 de octubre. Con placer y entusiasmo nos enterábamos vía redes sociales del Primavera Sound que se sumaba Cat Power a la grilla del Road to Primavera. Uno puede deducir por fotos en las redes que Jack White tuvo algo que ver en esta decisión.
El show de Chan Marshall, la chica nacida en Atlanta, EE.UU. fue una puesta sin chamuyos y de lo más sincero que se puede mostrar en un escenario. En un formato bien íntimo Power salió a escena sin avisar y con una improvisada campera debido al frío que llegaba al predio de Costanera Sur que hizo que cambie de atuendo a último momento.
De flequillo que le tapaban la frente, ojos delineados negros en composé con su atuendo, Marshall eligió un puñado de canciones que mostraron la entereza de su voz y que no siempre es necesario tanta parafernalia para llevar adelante un show si las canciones y las posibilidades técnicas de los artistas son acordes.
Con 50 años, la artista recurrió a una apertura fuerte donde desplegó los sonidos de sus clásicos como Say, de Moon Pix (1998), y Great Expectations, de ese disco desolador que es Dear Sir (1995). Con esto contemplábamos eso del “primer penal adentro” y la estratégia fue efectiva ya que consechó un gran aplauso de una cantidad importante de público que ya estaba presente en el lugar.
El viento le moslestaba. También algo en su voz ya que constantemente, entre canción y canción y, en otras oportunidades mientras cantaba, tocía y aplacaba las molestias con una tasa de te arriba del escenario.
Sus temas fueron apreciados de la mejor manera por un público más que respetuso que disfrutó de momentos que se acercaron al jazz y se aferraron al folk y el country en un show íntimo que nunca despegó en lo sonoro pero tocó fuerte las fibras sentimentales de los escuchas.
Entre sus hits se destacaron las versines de “(I Can’t Get No) Satisfaction” de los Stones (lo grabó en el 2000 en un disco lleno de covers) y “It Wasn’t God Who Made Honky Tonk Angels”, el clásico country que grabó para Covers (2022), su último disco.
Para éste escucha, el momento más alto del show, fue la interpretación de Good Woman: una balada en formato country que habla del amor, de ese que duele cuando se aleja entre dos personas.
Un show contundente que pocos esperábamos, sin sorpresas y con la genialidad de los grandes que nos dejó en silencio y despiertó aplausos.
Las distorsiones al poder
Los Pixies subieron al escenario y dejaron en claro desde un primer momento que iban a sonar fuerte y con frenéticas distorsiones acompañadas de una base contundente entre bajo y batería.
La banda emblema del Noise Rock fue la encargada de subir el voltaje con un vigoroso show que tuvo sus momentos más celebrados en el repaso del famoso disco Doolittle y encontró apenas algunos respiros cuando sonaron las canciones de Doggerel, el nuevo disco, lanzado hace apenas dos semanas.
Cuando se apagaron las luces se escucharon los acordes de la canción Young and Joyful Bandit que forma parte de la película Querelle.
El público se fue acomodando y sin espacio arrancaron los primeros acordes de Cecilia Ann (cover de la banda Surftone) y dejaron expreso que el surf rock iba a estar presente.
Párrafo aparte y nota de editor, para cualquier santafesino amante de la buena música un plus recorrió el cuerpo ya que ese tema era el que abría el programa El Rescate de Enzo Bergesio en FM X 103.5.
Los que querían más potencia sabían que era cuestión de esperar para que aparezca el punk hardcore y el grunge para poner las válvulas al máximo.
La banda acaba de lanzar Doggerel, su octavo trabajo discográfico, y el show fue una de las instancias para estrenarlo en vivo. Además no privaron a los fans de cantar con ellos temas de su repertorio de los 90’.
Entre los temas que se destacaron podemos nombrar al clásico Where Is My Mind?, la potencia de Wave of Mutilation y Planet of Sound. Es probable que la banda encontró su punto máximo en Buenos Aires con la interpretación de Gouge Away y un cierre de lujo con el cover de Neil Young, Winterlong de 1977 tras tocar náda más y nada menos que 29 temas.
Sin lugar a dudas esta fue la presentación de Pixies más significativa de las visitas que hicieron en Argentina. La vara quedó mucho más alta que en sus presentaciones anteriores en Luna Park y Lollapalooza.
Jack y sus estridentes guitarras
Cerca de las 23 horas, se comenzó a palpitar la energía que se respira cuando se está por presenciar un gran acontecimiento musical: es lo que genera la figura Jack White luego de su impresionante trayectoria marcando el rumbo del rock hace más de 20 años y dejando huellas en las vidas de todos, porque hay un Jack White para cada gusto.
Lejos de descansar solo en los increíbles éxitos que tiene en su haber, el show de Jack White hizo un paso por sus dos trabajos lanzados en 2022, Fear of the Dawn y Entering Heaven Alive. Pero el estilo del rockero no es el de dejar a nadie con las ganas, de modo que le imprimió un pulso eléctrico tras otro a los fans con clásicos como Seven Nation Army, que fue el hit con el que cerró la noche. Un show de rock como los hay pocos, con su guitarra como protagonista y espacio para lucirse improvisando -uno de sus sellos que le imprimen espontaneidad a cada presentación.
Era difícil superar la presentación de los Pixies sin fisuras que dejaron el escenario prendido fuego pero todos conocemos la experiencia y la y obsesión por lo perfecto de White.
De esta manera demostró que el rock siempre está en condiciones de subir la apuesta, en el inolvidable show ofrecido en el cierre del Road to Primavera
El fenomenal artista de Detroit se puso al hombro al rock y fue un auténtico volcán en erupción durante la hora y media que duró su set, en el que hizo una fantástica adaptación del rock a los tiempos modernos, como para dejar en claro que es un género que lejos está de haberse "muerto”.
Para ello, el ex The White Stripes, The Raconteurs y The Dead Weather repasó el amplio abanico y las diversas sonoridades que forman parte de la cultura rock, en un pulso que interpreta el actual estado de vértigo de la sociedad; y, desde una concepción estrictamente orgánica, no se privó de incorporar elementos de la electrónica con unos sitetizadores que le dan un aire nuevo a sus presentaciones.
El set list fue contundente y puso por encima de todo su primera banda ya que tocó ocho temas de The White Stripes, tres de Racounteurs y uno de The Dead Weather.
En todo momento pedía la explosión del público y que acompañen las canciones con gritos y saltos.
Un comienzo de lujo para un festival que promete estar a la altura de las circunstancias. Uno más que con buena convocatoria se prepara para seguir y, como se suele decir, llegó para quedarse.