Se desató la pelea por la recaudación de la campaña presidencial de Cristina Kirchner
Dos grupos de funcionarios ya trabajan para la campaña. Uno, encabezado por Carlos Zannini, cuenta con la ventaja de la cercanía al despacho de CFK. El otro, manejado por De Vido, tiene experiencia.
Ahora, sin la conducción de Néstor Kirchner, diferentes sectores del kirchnerismo se disputan el control de la recaudación para las elecciones de octubre, una carrera electoral llena de postas que arrancó en Catamarca con la victoria de la oficialista Lucía Corpacci, el 14 de este mes. El descoordinado nuevo circuito es disputado por el ministro de Planificación, Julio De Vido; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.
Ya no queda ninguno de los hombres de Alberto Fernández que en 2007 estuvieron al frente del trabajo que derivó en una serie de escándalos por la financiación ilegal del proyecto político que llevó a Cristina Fernández de Kirchner al poder. Ahora los recolectores de los aportes privados para la campaña electoral del oficialismo están dispersos, no responden a un solo jefe y tienen nuevos rostros.
“Cristina no es Néstor, ella no se va a meter en eso. Hay un verdadero descontrol”, confesó a PERFIL un funcionario ligado a la estructura de la recaudación de años anteriores. Un empresario alineado al oficialismo apuntó hacia el mismo lado: “Ahora no saben con quién hay que hablar, no es mi caso puntual pero sí de otros que ya hicieron aportes en campañas anteriores”.
También sucede que muchos de los empresarios que están dispuestos a ayudar económicamente a la campaña K por una cuestión de afinidad, ya no quieren quedar pegados a futuras causas judiciales. El fantasma de las investigaciones abiertas que hay en los tribunales en torno de la recaudación K espanta a los más cuidadosos aportantes.
Integrantes de La Cámpora, el Partido de la Victoria y el Ministerio de Planificación fueron los primeros en salir a buscar el apoyo empresarial. Mientras estos sectores salieron a la pesca, el jefe de Gabinete, ansioso de volver a buscar un lugar de reelevancia en la estructura K, busca en privado “poner un poco de orden”.
Las diferentes fuentes consultadas coincidieron en señalar que el Partido de la Victoria tendrá nuevamente un rol de importancia dentro de la maquinaria de recaudación. Ya lo tuvo con el joven Hernán Díez, el ex representante financiero del FpV y procesado por el juez federal Norberto Oyarbide. Por esa misma causa, el magistrado llamó a indagatoria a Enrique Dratman, esposo de una de las principales referentes del Partido de la Victoria, la diputada ultra K Diana Conti.
Ahora la recaudación de ese sector de la ortodoxia K estaría en manos de Roberto Feletti, viceministro de Economía y vicepresidente del Partido de la Victoria. La otra parte de esa misma pinza estaría integrada por Juan González Gaviola, superintendente de Riesgo de Trabajo y número tres del partido que en Capital Federal es intervenido por Conti.
La Cámpora ya se habría metido en la recaudación. Al frente de esa misión estaría el joven economista Iván Heyn, presidente de la Corporación Puerto Madero.
En los pasillos de la Casa Rosada ven al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, como el nuevo jefe de los recaudadores. Pero nadie se anima a desconocer el rol que ya tuvo el ministro de Planificación, Julio De Vido, en el circuito de recaudación para sostener la campaña de la fórmula de 2009 Kirchner-Scioli.
En aquella elección legislativa, el subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, se habría convertido en un prolijo recaudador de los fondos, una tarea que antes hacía el compañero de viaje de Antonini Wilson, Claudio Uberti. El director de la AFIP, Ricardo Echegaray, también formó parte de los hombres del Gobierno que habrían golpeado la puerta de empresarios “para sumar dinero y facturas”. En esa misma tarea, habría aportado el secretario José María Olazagasti.
Para algunos no sería casual que Uberti haya visitado a De Vido hace un mes atrás, aunque en su entorno desmienten que haya tenido una reunión con el superministro. Los teléfonos de los empresarios ya comenzaron a sonar.
Este concierto sin director de orquesta corre peligro de terminar en un nuevo escándalo judicial. “El único que puede cumplir ese rol es Aníbal. Cumple con todos los requisitos: tiene barro, es de confianza, sabe de qué se trata y está desesperado”, explicó a PERFIL un hombre de Gobierno.
El ex recaudador K, que prefiere mantenerse alejado de la “telaraña judicial”, explica algunas diferencias entre esta elección y las anteriores:
● No hay un pozo común para las primarias, lo que obliga a cada sector a ir por lo suyo. Antes no hubo internas.
● El tren electoral. Esta elección es como una carrera de fondo. Las elecciones provinciales tienen un impacto superior a las de 2007.
● Los topes de lo que se denomina como “fondos de la campaña blanca” (es decir lo que queda registrado en la Justicia electoral) es más bajo que en las presidenciales anteriores. Esta situación obliga a sacar más punta al lápiz.
● En la interna es donde más entran en juego los “fondos de la campaña negra”, y de lo que de allí sobre sirve de base para los “fondos de la campaña blanca”.
Hay cuatro investigaciones judiciales abiertas en torno de la recaudación de la campaña electoral que llevó a CFK a la presidencia. El juez federal Ariel Lijo instruye un expediente para determinar si hubo operaciones de lavado de dinero, Oyarbide en el marco de la causa de los medicamentos investiga irregularidades en los aportes de campaña, la jueza María Servini de Cubría busca irregularidades administrativas en el informe de rendición de cuentas, y el fiscal Juan Ignacio Bidone también sigue las pistas de los aportantes de la campaña porque investiga el triple crimen de General Rodríguez.