El juicio por el crimen de Lucio Dupuy, quien tenía 5 años cuando fue asesinado en la provincia de La Pampa, comenzará hoy bajo un fuerte operativo de seguridad.

Por el homicidio del menor serán juzgadas su madre, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigail Páez, quienes están detenidas y sospechadas de haber castigado al niño desde varios meses antes del crimen, así como también de haber abusado sexualmente de él.

El padre del menor es querellante en la causa y pedirá que ambas mujeres sean condenadas a la pena de prisión perpetua. 

El aberrante hecho ocurrió el 26 de noviembre del año pasado en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, y las dos acusadas están detenidas en la provincia de San Luis.

La fiscalía pedirá que ambas acusadas sean juzgadas por el delito de homicidio agravado por alevosía y ensañamiento y en el caso de la madre por el vínculo. Para ambas también pesan acusaciones de abuso sexual sobre el menor quien les fue dado en convivencia en mayo de 2020, en plena pandemia, a partir de una disputa con el padre.

En tanto, el Tribunal que realizará el juicio está integrado por la jueza Alejandra Ongaro como presidenta, y los jueces Andrés Olie y Daniel Zamora.

Durante el debate está previsto que declaren más de 100 testigos, entre ellos el padre del niño que será el primero en hacerlo, y se estima que las audiencias se realicen hasta el 22 de diciembre. Luego se fijará la fecha de veredicto.

Lucio Dupuy fue llevado por Abigail Páez la noche del 26 de noviembre de 2021 a una posta sanitaria, pero como allí no pudo recibir atención, lo trasladó al Hospital Evita de la ciudad de Santa Rosa, donde el menor murió. A partir de allí se conoció la denuncia del padre del niño quien habló de los malos tratos que el pequeño recibía por parte de su madre y la novia de ésta y que, incluso, no se lo dejaban ver a él ni a su familia.

También se dieron a conocer las denuncias de vecinos de las imputadas quienes aseguraban que el menor era salvajemente golpeado por ellas, que además le infringían quemaduras y mordeduras, y también golpes en sus zonas íntimas, por eso la creencia de la querella que lo odiaban por ser varón.

Como parte de la prueba están los mensajes que entre ellas se mandaban así como de otras personas que hablaban sobre los malos tratos que recibía el pequeño a quien, en reiteradas ocasiones, lo hacían faltar al jardín por las marcas que tenía en su cuerpo y para que no salieran a la luz todos los tormentos que sufría.