La ciencia estudió el efecto de dormir "cinco minutos más"
¿Esta práctica garantiza un mejor reposo?
Existe cierto consenso entre los expertos en señalar que atrasar cinco minutos la alarma de nuestros despertadores no es garante de un mejor reposo. Sin embargo aún es mucho lo que no sabemos sobre los efectos reales de esta práctica. Lo que sí sabemos, es que es una práctica muy extendida entre los humanos.
Dormir más suele ser bueno, pero el sueño es un proceso biológico más complejo de lo que aparenta (nada sorprendente si tenemos en cuenta que el órgano responsable de éste es el cerebro). El sueño no es un estado dicotómico, no estamos dormidos o despiertos, sino que durante nuestro reposo atravesamos varias fases.
El ciclo de sueño, durante el cual completamos la serie de cuatro fases, una fase REM (rapid eye movement) y tres fases adicionales a cual más profunda. Los ciclos pueden variar a lo largo de nuestro sueño en duración e intensidad, y también difieren de una persona a otra.
La duración de los ciclos varía entre los 70 y los 120 minutos, y el primer ciclo de la noche, por ejemplo, suele ser más corto y profundo. El problema con atrasar la alarma es que, si bien podemos caer dormidos, no tendremos tiempo de alcanzar las fases más profundas del sueño, mucho menos completar un ciclo entero.
Para algunos expertos, el problema no radica en el acto de atrasar la alarma para quedarnos un poco más en la cama, sino en que los problemas de sueño que arrastramos, que hacen que nos cueste más levantarnos por la mañana.
Así opina Steven Bender, profesor de cirugía oral y maxilofacial en la Universidad Texas A&M: “para muchos, [atrasar la alarma] puede ser señal de un problema significativo con el sueño. El mal sueño ha sido asociado con un número de trastornos en la salud, incluyendo alta presión arterial, problemas de memoria e incluso control de nuestro peso.”