Una terapia con perros ayudaría a que los niños mejoren su lectura
Es un proyecto estadounidense en el que se entrena a los animales para que, a la orden de un instructor, hagan determinados gestos o sonidos a los alumnos cuando se producen errores en la lectura.
Los perros. Esos seres increíbles, peludos y no tanto, que ladran y miran con ternura nuestra vida de “monos desnudos”, ahora actúan como “profesores que enseñan a leer”. Es que no solo son docentes y obran como tales, sino que son los favoritos de muchos niños que necesitan mejorar su vínculo con la lectura, obteniendo excelentes resultados en muy poco tiempo gracias a perros perfectamente entrenados que los escuchan detenidamente y los “corrigen” amablemente.
Los animales tienen que ser especialmente sensibles a los estados de ánimo de las personas, deben disfrutar del contacto con la gente y tiene un riguroso entrenamiento y selección. Los perros se echan con ellos, sobre una alfombra, prestándoles toda la atención y, si no entienden o algo sale mal, hacen una señal con la cola, con la pata, con los ojos o con cualquier otra parte del cuerpo.
El programa que incluye a estas prácticas se llama Reading Education Assistance Dogs (READ). Se trata de un proyecto estadounidense que está presente en 27 países y consiste en módulos de 10 sesiones, en las que no solo se enseña a leer, sino también a potenciar la autoestima y la motivación de los niños, sobre todo de los más pequeños.
Las sesiones de READ se desarrollan sobre una manta en el suelo en las que se echan perro y niño, se elige el cuento que al chico le guste más y comienza la lectura en voz alta. El animal escucha atentamente y detecta, por entrenamiento, un error de pronunciación, una palabra que no se entiende o un ritmo demasiado rápido. ¿Cómo? A través de algún movimiento específico, comunica la necesidad de detención y corrección.
En estos casos, es el monitor o el adiestrador quien da la orden, desde la cercanía y en forma casi imperceptible, para que el perro haga su señal, que puede ser mover la cola o las orejas o dar la pata. Esto le hará saber al chico, por consigna previa, que tiene que repetir lo que acaba de decir. Los niños salen encantados de cada sesión, bajo el pensamiento de que realmente hay un animal que los ha estado escuchando y que ha reaccionado frente a su lectura.
Lo interesante es que estas correcciones no los frustran, sino que por el contrario los motivan. El objetivo de la experiencia de este programa es mejorar la comprensión de la lectura, la vocalización, la atención y la concentración, pero sobre todo la confianza y la autoestima de los participantes. De este modo, el niño se siente cómodo porque no es juzgado y percibe que le lee al perro y que este lo escucha, por lo que hace todo un esfuerzo para hacerlo bien, estableciéndose un vínculo muy hermoso y estrecho entre ambos.
Lo que ocurre es que, a nivel general, el perro no va a decir si el chico hizo mal o lo hizo bien, y mucho menos va a retarlo. El perro tan solo corrige con un movimiento de pata, que el chico lo ve como una gracia, no como un juicio, algo que les aporta mucha seguridad en sí mismos. Algunos niños tenían mucha vergüenza de leer en voz alta, y con este método empiezan a hacerlo sin problemas.