La literatura argentina de terror se consolida como fenómeno
Con autores como Luciano Lamberti, Agustina Bazterrica, Samanta Schweblin o Mariana Enriquez, el género demuestra que ha dejado de ser un gusto de unos pocos.
En la Argentina, la literatura de terror se gestó en los márgenes y durante mucho tiempo ocupó un espacio acotado en los catálogos de las editoriales pero en los últimos años el escenario se reconfiguró y cobraron protagonismo autores y autoras que han renovado los alcances del género como Luciano Lamberti, Agustina Bazterrica, Samanta Schweblin o Mariana Enriquez, a la par de un proceso que volvió a posicionar clásicos como “El mal menor”, de C.E Feiling.
Cuando Mariana Enriquez ganó el Premio Herralde de Novela en 2019 por "Nuestra parte de noche" quedó en evidencia que el terror local había dejado de ser un gusto de unos pocos y era parte de un interés que convocaba a mayorías.
Pero Enriquez no estaba sola, formaba parte de un grupo de escritores que practicaban narrativas tenebrosas como Samanta Schweblin con la novela "Distancia de rescate" y Luciano Lamberti, que el año pasado publicó "Gente que habla dormida", una serie de relatos que construyen un mundo en el que los personajes bordean la locura. También indagaron en lo espeluznante autores como Mariano Quirós, Celso Lunghi, Diego Muzzio y Federico Falco.
La publicación de obras de la literatura de terror y su gran poder magnético en los y las lectoras constituye en Argentina todo un fenómeno. La quinta edición de la Feria Leer en San Isidro, que se realizó este último fin de semana, lo demostró con una propuesta que invitaba a "ponerle palabras a lo tenebroso y lo espeluznante", de la mano de nombres del campo literario local como Enriquez, Dolores Reyes, Luciano Lamberti y la ecuatoriana Fernanda Ampuero, referente del terror en su país y en América Latina.