Las anécdotas del Gallego Méndez, nuevo DT de Unión, con Diego Maradona

El actual entrenador de Godoy Cruz formó parte del cuerpo técnico del Diez en el Lobo. El Gallego vivió de cerca los últimos días de Diego y lo sorprendió con sus gestos

Bajar del póster de a Maradona y conocer a Diego es una experiencia que marcó a todos los que pudieron estar cerca del Diez, en particular quienes trabajaron junto a él. Sebastián Méndez formó parte del cuerpo técnico en Gimnasia y Esgrima de La Plata, en la última etapa del recordado crack. De hecho, cuando se complicó la salud del ex capitán del seleccionado argentino, el Gallego y otros colaboradores se hicieron cargo del plantel.

En una entrevista en ESPN, el ex futbolista habló de su relación con el astro. “Conocí a Diego, yo ya había conocido a Maradona, había jugado contra él, nos habíamos cruzado. Pero Diego era otra cosa, era fenomenal, te preguntaba todos los días cómo estabas, si estabas cobrando, la preguntaba al utilero, a toda la gente, estaba en todos los detalles, no se le pasaba una. Me sorprendió gratamente: si me pensaba que era bueno y después me convencí de que era mucho mejor. Era un monstruo, era sensacional”, confesó.

Diego llegó al Lobo en la temporada 2019/2020 y hasta su fallecimiento el 25 de noviembre de 2020, pasó más de un año de vínculo con Méndez y los otros integrantes del cuerpo técnico. El día a día le permitió conocer al Maradona terrenal, a la persona, al hombre que lo sorprendió para bien.

“Pasamos 18 meses con él porque yo estaba con todo mi equipo de trabajo, con Adrián González, con el Profe Hernán Castex, tenemos un millón de historias. Llegaba a entrenar y le daba un beso a cada uno, a los jugadores, un respeto total por el jugador, por nuestra profesión. Somos agradecidos porque estuvimos con él todo ese tiempo”, destacó el ex defensor surgido en Vélez y que también jugó en San Lorenzo y Banfield en nuestro país y en España, en el Celta de Vigo.

Como muchas veces sorprendió dentro del campo de juego, Maradona también lo hizo afuera, ya en su etapa de entrenador. El Gallego reveló una anécdota: “capaz que terminábamos los partidos y yo iba en mi camioneta con mi hijo y él me llamaba para agradecerme porque hoy ganamos el partido. Te agradecía por el laburo”.

Su partida fue un golpe durísimo luego de un vínculo que se fortaleció a cada segundo. Méndez lamentó su muerte y comentó una reflexión sobre la profunda enseñanza que le dejó: “Cuando tuvo este desenlace tan de mierda, te das cuenta que todo este ego que hay no tiene ningún sentido. Si el mejor jugador que yo he visto en una cancha era así ¿qué nos queda a nosotros? ‘Bajá un poco’, ‘fijate bien qué estás haciendo’. A mí me sirvió mucho desde ese aspecto, no porque me la haya creído, porque nunca fui desagradable. Pero Diego me hizo pensar y retroceder en el fútbol para saber de dónde veníamos y qué habíamos hecho cuando él contaba sus historias, que en su casa el piso era de tierra y vos veías imágenes suyas jugando en el ‘86 (Mundial), levantando la copa y siendo el mejor jugador del mundo”.

El actual DT de Unión analizó que “vos veías todo su camino y no sé cómo hizo para ser Maradona durante 45 años. Nosotros íbamos a jugar con Gimnasia a Córdoba o Mendoza y era como ir con los Beatles. Le agradezco a la gente en general y cuando llegábamos a las canchas la gente se sacaba la camiseta y estaba la de Argentina por encima. Pasás a segundo plano y ahí te quedás. Todos los rivales se acercaron a saludarlo”.

La presencia de Maradona en el Tripero provocó una revolución en el fútbol argentino ya que en sus primeros meses, en la época previa a la pandemia, los estadios se llenaron para recibir a Diego y rendirle homenajes. “Cuando llegábamos a otra cancha él venía como a 30 centímetros del piso y todos los demás somos mortales que estamos acá en la tierra. Tiene como un imán que todavía está presente”, afirmó.

Y recordó con dureza el día de su muerte: “Me enteré de su muerte por el Bocha Valeri. Habíamos terminado de entrenar y estaba viviendo en un barrio privado en la Ruta 2. Al ratito viene uno de los colaboradores de Diego (Pato), el entrenador de arqueros y nos quedamos abrazados, llorando media hora. Mi hijo también lloraba. Estuvimos así hasta las cuatro de la tarde, llorando, llorando”.

“Al otro día, enfrentar a todo un plantel y todos los pibes lloraron. Hicimos un minuto de silencio en Estancia (Chica) y hablamos con los chicos para irnos porque el tema era que el proyecto era de Diego y nosotros estábamos acompañando y sin él no había nada, ya no había por qué estar”, concluyó.

Cuando Diego Maradona brilló en el Mundial de México de 1986, Sebastián Méndez tenía apenas 8 años y ese ídolo que marcó su niñez supo ser su jefe, su compañero. El Gallego de chico quedó fascinado por su magia en un campo de juego y de grande quedó encantado por ese hombre con el que trabajó en Gimnasia.