Así fue la inundación que cambió a Santa Fe “por 400 metros no cerrados”
No es un día más, no es un año más. Son 20 años desde que el Río Salado ingresó a la ciudad por un sector de la defensa que no había sido cerrado. Un ingeniero civil cuenta detalladamente todo lo que se podría haber evitado.
Por Cecilia Del Rey
Entre el 29 de abril y el 3 de mayo de 2003, un tercio de la ciudad de Santa Fe, los barrios que bordean el Río Salado, quedaron inmersos en el agua que entró por un tramo de la obra de defensa no terminado.
Oficialmente, el gobierno de Carlos Reutemann cerró la lista de víctimas fatales en 23, considerando que fueron muertes directas por la inundación. Sin embargo, organizaciones no gubernamentales y familiares elevan la cifra a 160 muertos, ya que se contabilizan aquellos que fallecieron como consecuencias físicas y psicológicas producidas por la tragedia.
Por otro lado, el Ministerio de Salud provincial informó que en Santa Fe, Recreo y Monte Vera, había 475 centros de evacuados, que alojaron a 62.500 personas en total.
A su vez, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) daba cuenta de que en la ciudad capital había 53.312 autoevacuados, pero que los afectados sumaban más de 130.000.
Se contabilizaron también 28.000 viviendas afectadas, 5.000 establecimientos agropecuarios fuera de servicio, 2 millones de hectáreas afectadas en zona rural y 1.500 millones de dólares para reconstruir la infraestructura de la ciudad, las viviendas y las pérdidas agropecuarias.
En medio de un contexto de desesperación total, en el que la solidaridad cobró protagonismo, Marcelo Berrón un ingeniero civil estaba escuchando la radio mientras ayudaba a familiares que sufrían en carne propia los estragos del agua.
Todo lo que se decía oficialmente no iba de la mano con la realidad. Hoy, 20 años después, sigue contando qué causó la mayor catástrofe santafesina en términos técnicos.
“La avenida Circunvalación Oeste es el único proyecto, que por motivos presupuestarios, la provincia de Santa Fe lo divide en tres tramos. La obra consta de dos terraplenes, uno vial, de comunicación, por donde circulan los vehículos que es bajo y muy ancho; y otro terraplén que sigue la línea del Río Salado que es mucho más alto y es el que nos debía proteger de las crecidas” comenzó el relato que tantas veces repitió desde aquel día.
De esta forma, “la obra cumplía una doble función: una vial, de comunicación y una de protección contra las crecidas del Río Salado”.
La obra fue licitada en 1993, y se empieza un año después en 1994. El tramo uno, que va de la Ruta 11, a la salida del Puente Carretero, hasta la Autopista Santa Fe- Rosario, consiste en unos 4.600 metros.
En tanto, el tramo dos iba desde la Autopista Santa Fe- Rosario, hasta la Ruta 11 de nuevo, a la rotonda frente al Jockey Country Club.
Existían esos dos terraplenes, el vial cierra perfectamente en esa rotonda “pero el de la defensa del tramo dos muere en un absurdo, queda truncado en el acceso a calle Gorostiaga”.
“Viene con una cota de 9 metros que muere en un muro de mampostería de forma trapezoidal en calle Gorostiaga, que tienen una cota de 4.60 mtrs. La obra no concluida ahí. El tramo tres de la defensa, que estaba perfectamente proyectada, vinculaba el tramo dos con calle Israel que es zona de cota más alta. Pero ese tramo nunca se ejecutó” detalló el especialista.
La obra “tenía un orificio, ese orificio eran los 400 metros entre Gorostiaga y Estado de Israel. Por ese orificio, el agua empieza a ingresar a la ciudad el domingo 27 de abril a las 2 de la tarde. Había un hilo de agua que no tenía más de 1.50 mtr de ancho y había un terraplén de arena que se estaba construyendo para impedir el paso del agua. Había una retropala de color blanco que estaba ejecutando una defensa de un metro de altura. Ya se sabía que esa zona era el talón de Aquiles de la ciudad”.
El relato es más que descriptivo, “el agua entra e ingresa a la ciudad un río paralelo, entraba pero no tenía salida. El rio quedó represado dentro de las cotas principales de la ciudad y el terraplén de la defensa y arrasa un cuarto de la ciudad en tres días”.
Desde ese domingo hasta el 30 de abril a las 5 de la tarde cuando se dinamitaron los terraplenes y cortó en dos tramaos la Avenida Mar Argentino, “el agua adentro de la ciudad superaba el río. Se formó un dique, una represa, con un gran orificio que generaba una presión enorme, un gran caudal que crecía descomunalmente”.
Además, Berrón detalló que en 1993, cuando la obra no existía, si esto pasaba, “los que tuvieron 2.40 metros adentro de su casa hubieran tenido cero. Porque el tramo tres no terminado fue el agravante. El agua quedó embalsada y superó la cota del río. Los que tuvieron 3 metros hubieran tenido 6 cm y los de 4 metros, hubieran tenido 1.60mtrs”.
El salado es un río de llanura, crece como un río de llanura, crece centímetros por día. “Estamos hablando que paso de 0 a 4 metros dentro de la ciudad en cuatro días. De no existir la obra se hubiera podido evacuar a la gente con tiempo”.
Además, detalló que el tramo tres costaba el 3% de la obra y se podría haber ejecutado entre 45 y 60 días.
Asimismo, recordó que “el salado avisó dos veces: la primera vez fue en 1998, apenas concluida la obra y ante una inminente crecida, la Municipalidad ejecuta una obra provisoria vinculando el tramo dos, calle Gorostiaga con el final de la recta de los 600 metros del hipódromo”.
El segundo aviso fue el 15 marzo del 2003, con la cuenca saturada, “se produce un pico del Salado e ingresó durante dos días por calle Gorostiaga y hay un terraplén de arena que estaba siendo ejecutado en ese momento, que no tenía más de un metro de altura”.
Incluso las evidencias demostraron que la obra completa era efectiva, ya que en el 2007, con el tramo tres ya terminado, que cerraba el anillo de defensa, “el Río Salado llegó a tener una altura de 6.38mtrs, un metro más que en el 2003, y no entró ni una gota de agua al casco urbano de Santa Fe”.