Día del Barrendero: Omar pide una bandera para su carrito

Conoce la historia de Omar, un trabajador que todas las mañanas pasa barriendo la Avenida Perón a pie con su particular carrito.

En el año 2014 se aprobó una ley en la que se instaura que todos los 14 junio se celebre el día del barrendero como homenaje a Mauricio Silva, sacerdote uruguayo que barría las calles de la ciudad de Buenos Aires y desapareció en 1977.

En este contexto, el móvil de Luis Amsler para LT10 se encontró con Omar, un barrendero que desde hace 15 años sale todas las mañanas, bien temprano, barriendo las calles de la ciudad. Hoy tiene 56 años y dice sentirse orgulloso de su trabajo.

 “Es mi fuente de trabajo. Es un trabajo que me llena de orgullo porque hay que estar muy preparado para andar en la calle, hay que estar muy bien alimentado y en estado de alerta siempre” reflexiona Omar y agrega que “yo no elegí ser barrendero, las circunstancias me llevaron a serlo pero estoy agradecido porque por mi edad, gracias a este trabajo puedo mantener a mi familia”.

El vive en el límite de la ciudad de Santa Fe, en la frontera con Recreo y su rutina arranca muy temprano. Según cuenta “me levanto cuatro y diez más o menos y a las cinco menos diez salgo de mi casa en bicicleta. Ocho kilómetros de ida y ocho kilómetros de vuelta”.

Omar sostiene que lo más importante para realizar su trabajo es una buena alimentación que le permita tener energía para tolerar las 6 o 7 horas que tiene que recorrer las calles de Santa Fe y remarca “no es fácil ser barrendero, hay mucho desgaste físico”.

En Rafaela, el termómetro marcó -6.4° este miércoles

En este sentido explica que se prepara desayunos para tres días que guarda en la heladera “porque el mate no es desayuno”. Entre sus preparaciones se incluye arroz, germen de trigo, mijo pelado, avena, maca, levadura de cerveza a lo cual le agrega jugo de naranja, zanahoria, remolacha o pepino. También algunas veces come huevo duro, alguna fruta o turrón.

También remarca la buena relación que tiene con los vecinos de la zona de la Avenida Perón en donde trabaja desde hace varios años y que lo reconocen por su característico carrito con ojos de gato, una campana y una bandera Argentina.

“El carrito está así para que me vean los autos porque voy por el medio y es un peligro” y sostienen que “el carrito es mío, no me lo toca nadie. Mis compañero me lo respetan en el trabajo” cuenta Omar.

El está orgulloso de su trabajo. Dice que lo volvería elegir porque le salvó la vida, porque puede mantener a su familia y darle un estudio a sus hijos “también quiero agradecerle a la gente que a los 40 años me dio trabajo”.

Al despedirse Omar solo pidió una cosa, una nueva ya que la que flamea para su carrito está algo vieja y rota.