Crecen las quejas de industriales de Brasil por el control a las importaciones
El titular de la FIESP, Paulo Skaf, habló de falta de confianza de la Argentina. Empresarios argentinos lo criticaron duramente. Echegaray recibió a la UIA por el régimen de ventanilla única.
El gobierno de Dilma Rousseff todavía no se pronunció oficialmente frente a los nuevos controles a la importación que regirán a partir del miércoles próximo. Pero las quejas de Brasil se están haciendo notar a través de sus empresarios, quienes a diario critican con dureza a la Argentina y lanzan advertencias de represalias.
A las declaraciones del titular de la Federación de Industrias de San Pablo (FIESP), Paulo Skaf, sobre la “falta de confianza con la Argentina” y “las dificultades que se vienen acumulando año tras año”, se sumó ayer la amenaza de los empresarios del sector porcino.
El presidente de la Asociación de Industrias, Productoras y Exportadoras de Carne Porcina (Abipecs), Pedro de Camargo Neto, aseguró que las licencias no automáticas sumado a las declaraciones juradas que comenzará a reclamar la AFIP a partir del 1º de febrero y el mail que deberán enviarle al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, “conforman una trama burocrática que genera riesgo”, por lo que los empresarios nucleados en la cámara “prefieren suspender los embarques” a la Argentina por “temor a que no puedan pasar la frontera”.
El empresario consideró que las medidas adoptadas por el gobierno argentino “terminan con el libre comercio en el Mercosur” y que “afectarán a muchos productos brasileños”. La Argentina es el quinto comprador de carne porcina brasileña, con el 8,1% del total.
Algunos empresarios argentinos salieron a responder las declaraciones de sus pares brasileños, más allá de que el nuevo sistema de control que comenzará a regir el miércoles próximo sigue capitalizando dudas. El presidente de la Fundación Pro Tejer, Pedro Bergaglio, replicó los dichos de Skaf en un reportaje publicado ayer y afirmó que “revelan la gran preocupación de los industriales brasileños por la creciente pérdida de competitividad y de mercados que soporta su país desde 2005”.
Además de criticar el control a las importaciones, el titular de la FIESP planteó que hay un 70% del comercio argentino que no tiene nada que ver con Brasil, por lo que sugirió que si la Argentina tiene que tomar medidas restrictivas, las adopte contra terceros países y no contra Brasil, que es socio del Mercosur. En respuesta a este comentario, Bergaglio refutó que el país “debería recuperar el mercado regional para sus propias industrias y las del Mercosur que perdió en manos de China y el sudeste asiático, en lugar de que sus empresarios presionen a la Argentina, que protege el trabajo”.
Los planteos de los empresarios brasileños molestan a sus colegas argentinos no sólo porque Brasil es el primero que defiende, con diversas medidas, sus intereses internos, sino también porque el resultado de la balanza comercial bilateral es ampliamente deficitario para la Argentina. Sin embargo, la puesta en marcha de los nuevos controles generan preocupación entre los operadores del comercio exterior argentinos, especialmente a raíz del doble sistema –el de la AFIP y el tamiz de Moreno– que regirá para la autorización de las importaciones.
Para aclarar todas las dudas respecto de la implementación, el titular de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, se reunió ayer con el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien le garantizó que el régimen será ágil. Aunque no garantizó que el control que les corresponderá hacer a Moreno y los otros organismos que se adhieran –también están en proceso de adhesión el Senasa y el Registro Nacional de Armas– sea igual de transparente.
Mediante una carta, De Mendiguren le había reclamado a Echegaray una prórroga del sistema, pero no fue concedida.