Esta es la edad a la que somos más propensos a ser infelices
La insatisfacción personal, la carga de trabajo y las comparaciones sociales son algunas de las razones detrás de la infelicidad en las personas.
Según el informe publicado por Fundamed, 3 millones de personas tienen un diagnóstico de depresión en España, siendo esta la enfermedad mental más común en la sociedad de nuestro país. La búsqueda de la felicidad es una constante en la experiencia humana, y a medida que avanzamos en la vida, enfrentamos altibajos emocionales que nos llevan a cuestionar si existe una edad en la que la infelicidad parece más acentuada.
Aunque no existe una única respuesta que se ajuste a todos, la ciencia ha arrojado luz sobre una etapa de la vida en la que, en promedio, parece que el bienestar disminuye. Esta etapa, conocida como la "crisis de la mediana edad", ha sido objeto de estudio para muchos investigadores. Pero, ¿cuál es la edad exacta en la que la felicidad es menor y a que se debe esta insatisfacción personal?
¿A qué edad somos menos felices?
La crisis de la mediana edad ha sido objeto de burlas y caricaturizada en la cultura popular, como el momento en que las personas cometen locuras y se embarcan en cambios drásticos para recuperar la juventud perdida. Sin embargo, los estudios sugieren que esta fase es una experiencia emocional real, aunque no todos la experimentan de la misma manera. Investigaciones han encontrado que muchas personas experimentan una disminución de la satisfacción con la vida en la década de los 40 o 50 años.
La noción de que la felicidad cambia a lo largo de la vida no es nueva. Este término fue abordado en 2008 por David G Blanchflower y Andrew J Oswald en su investigación "Is well-being U-shaped over the life cycle?", publicada en la Biblioteca Americana de la Medicina. La investigación propone la "curva en U" de la felicidad, sugiriendo que la insatisfacción con la vida alcanzan su punto más bajo en la llamada "crisis de la mediana edad" y el punto más alto en la vejez y en la niñez.
Utilizando datos de 500 000 estadounidenses y europeos occidentales de 72 países seleccionados al azar, el estudio concluye que la curva de la felicidad se encuentra concretamente a los 47,2 años. En este período, solemos desarrollar una percepción más pragmática de la vida y enfrentamos una carga mayor de obligaciones, elementos que podrían intensificar el nivel de tensión, siendo influenciada por la situación en el trabajo, el estado de salud y por los objetivos que en el pasado establecimos, pero no logramos alcanzar.
¿A qué se debe este decrecimiento de la felicidad?
Al llegar a la mediana edad, nos enfrentamos a una etapa en la vida donde es natural llevar a cabo una profunda revisión de las expectativas y metas que establecimos en nuestra juventud. La confrontación con las expectativas no cumplidas puede generar una sensación de insatisfacción, ya que reflexionamos sobre lo que habíamos imaginado lograr en esta fase de nuestra vida.
No podemos pasar por alto los cambios físicos que suelen acompañar a la mediana edad. Las transformaciones en nuestra apariencia y en la salud pueden tener un impacto significativo en nuestra autoestima y sensación de felicidad. La forma en que percibimos nuestro cuerpo y la manera en que enfrentamos estos cambios pueden influir en nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia la vida en general.
Según el informe publicado por Fundamed, 3 millones de personas tienen un diagnóstico de depresión en España, siendo esta la enfermedad mental más común en la sociedad de nuestro país. La búsqueda de la felicidad es una constante en la experiencia humana, y a medida que avanzamos en la vida, enfrentamos altibajos emocionales que nos llevan a cuestionar si existe una edad en la que la infelicidad parece más acentuada.
Aunque no existe una única respuesta que se ajuste a todos, la ciencia ha arrojado luz sobre una etapa de la vida en la que, en promedio, parece que el bienestar disminuye. Esta etapa, conocida como la "crisis de la mediana edad", ha sido objeto de estudio para muchos investigadores. Pero, ¿cuál es la edad exacta en la que la felicidad es menor y a que se debe esta insatisfacción personal?
¿A qué edad somos menos felices?
La crisis de la mediana edad ha sido objeto de burlas y caricaturizada en la cultura popular, como el momento en que las personas cometen locuras y se embarcan en cambios drásticos para recuperar la juventud perdida. Sin embargo, los estudios sugieren que esta fase es una experiencia emocional real, aunque no todos la experimentan de la misma manera. Investigaciones han encontrado que muchas personas experimentan una disminución de la satisfacción con la vida en la década de los 40 o 50 años.
La noción de que la felicidad cambia a lo largo de la vida no es nueva. Este término fue abordado en 2008 por David G Blanchflower y Andrew J Oswald en su investigación "Is well-being U-shaped over the life cycle?", publicada en la Biblioteca Americana de la Medicina. La investigación propone la "curva en U" de la felicidad, sugiriendo que la insatisfacción con la vida alcanzan su punto más bajo en la llamada "crisis de la mediana edad" y el punto más alto en la vejez y en la niñez.
Utilizando datos de 500 000 estadounidenses y europeos occidentales de 72 países seleccionados al azar, el estudio concluye que la curva de la felicidad se encuentra concretamente a los 47,2 años. En este período, solemos desarrollar una percepción más pragmática de la vida y enfrentamos una carga mayor de obligaciones, elementos que podrían intensificar el nivel de tensión, siendo influenciada por la situación en el trabajo, el estado de salud y por los objetivos que en el pasado establecimos, pero no logramos alcanzar.
¿A qué se debe este decrecimiento de la felicidad?
Al llegar a la mediana edad, nos enfrentamos a una etapa en la vida donde es natural llevar a cabo una profunda revisión de las expectativas y metas que establecimos en nuestra juventud. La confrontación con las expectativas no cumplidas puede generar una sensación de insatisfacción, ya que reflexionamos sobre lo que habíamos imaginado lograr en esta fase de nuestra vida.
No podemos pasar por alto los cambios físicos que suelen acompañar a la mediana edad. Las transformaciones en nuestra apariencia y en la salud pueden tener un impacto significativo en nuestra autoestima y sensación de felicidad. La forma en que percibimos nuestro cuerpo y la manera en que enfrentamos estos cambios pueden influir en nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia la vida en general.
Insatisfacción y comparación social
Esta fase de cuestionamiento va más allá de lo superficial. La mediana edad a menudo nos lleva a cuestionarnos sobre la dirección que hemos tomado en la vida, así como a evaluar el propósito que le asignamos a nuestras acciones y los logros que hemos acumulado hasta ahora. Estos profundos cuestionamientos pueden ser acompañados por emociones de ansiedad y tristeza, ya que nos encontramos en un período de reevaluación y redefinición.
La comparación social también juega un papel relevante en esta etapa. Es común compararnos con las personas que nos rodean, evaluando los logros, el estatus y el éxito que han alcanzado. Sin embargo, estas comparaciones pueden ser una fuente de desafío emocional, porque las evaluaciones desfavorables pueden aumentar los sentimientos de infelicidad y descontento con nuestra propia situación.