Fiscal rosarina habló de "un grupo de chicos" que matan pagados por presos

Tras la imputación contra un joven de 20 años por el homicidio de una mujer en Juan B. Justo al 8600, la letrada Gisela Paolicelli dijo que el acusado trabajaba con otros de su edad o menores a pedido de "personas privadas de su libertad".

La investigación por el crimen de Lorena Itatí Vega, una mujer de 42 años asesinada a balazos el pasado 12 de noviembre en su casa de Juan B. Justo al 8600, en la zona noroeste de Rosario, desnudó la existencia de un grupo de adolescentes y jóvenes que hacen de sicarios a cambio de dinero y a pedido de presos.

La fiscal Gisela Paolicelli aseguró este martes que imputó un joven de 20 años por el homicidio de Vega "confirmando la teoría de que en realidad estaban buscando al hijo" de la víctima.

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Sin embargo, dijo la funcionaria del Ministerio Público de la Acusación (MPA), "la orden era disparar a cualquier persona que se encontrara en la vivienda". El presunto sicario iba a recibir 100 mil pesos si en la balacera no había víctimas fatales, y 200 mil si mataba a alguien, sea el joven buscado u otra persona. 

Paolicelli amplió datos sobre el imputado y dijo que "aparentemente no es la primera vez que comete este tipo de delitos". Habló incluso de una banda juvenil.

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"Él responde a un grupo de chicos de esta edad o menores que lo que hacen es cumplir con «trabajos» que le encomiendan, la mayoría de las veces son personas que están privadas de la libertad", dijo y aclaró que cuando habla de "trabajos" son en realidad "tareas de sicariato".

En este caso, el acusado recibió una orden de un detenido en Piñero y fue acompañado por un adolescente de 14 años que dos días después también estuvo involucrado en el homicidio del subinspector Leoncio Bermúdez, donde hizo de “campana” afuera del hospital Provincial. 

Desde la cárcel de Piñero saldrían muchas de las órdenes de ejecución que reciben los jóvenes sicarios.