A un año de la clasificación de Argentina a la final del Mundial de Qatar
El 13 de diciembre de 2022, con una actuación inolvidable encabezada por Lionel Messi y Julián Álvarez, la Albiceleste goleó 3-0 y depositó su sueño en la final del mundo.
Dentro de su prestación de menor a mayor durante el Mundial de Qatar, la Selección Argentina vivió el 13 de diciembre de 2022 uno de los puntos cúlmines de su desempeño.
La batalla contra Países Bajos, jalonada por una gran actuación colectiva que desembocaba en un triunfo claro y que de pronto ofreció la incertidumbre del empate naranja y los posteriores penales moldeó el carácter de un equipo que se dio cuenta de su capacidad para generar un juego excelso y mostrar, al mismo tiempo, el temple necesario para capear temporales durante un partido, apoyado del sensacional Dibu Martínez si hay que llegar a la instancia del mano a mano en los 12 pasos.
Fue una prueba de fuego que dejó cansados a los protagonistas pero que también los llenó de energía para afrontar el siguiente desafío: la croacia de Modric y un grupo de futbolistas jóvenes con talento y entusiasmo, con el desparpajo para complicarle la vida a la Scaloneta sin temores porque no tenía nada que perder.
Sin embargo, la muestra colectiva e individual del conjunto Albiceleste ofreció desde el minuto cero la más maravillosa demostración de fútbol: concentración absoluta, presión asesina, precisión quirúrgica en los pases y poder devastador en el ataque.
La faena de Lionel Andrés Messi tuvo ribetes de perfección en la noche de Lusail, y fue quien abrió la cuenta a través de un penal a los 34' del primer tiempo. Fue además un partido histórico en lo estadístico: igualó al alemán Lothar Matthäus como el futbolista con más partidos en los Mundiales (25) y se constituyó en el máximo goleador argentino de la competencia con 11, uno más que Gabriel Batistuta.
A los 24' del segundo, como si ya no hubiese asombrado al mundo con innumerables trucos de magia a lo largo de su carrera, realizó una jugada que quedará intacta en la memoria del futbolero medio.
Con el tanteador 2-0 y una superioridad notable sobre el rival, el mejor jugador del planeta recibió la pelota pegado a la banda derecha y con su zurda comenzó a marcar un zurco para acercarse a la última línea, seguido de cerca por Josko Gvardiol, un magnífico defensor de 21 años catalogado como uno de los mejores en su puesto... antes de lo que vendría.
Gvardiol lo siguió férreamente, pero el 10 continuó su marcha hasta la línea del área donde, con un movimiento inesperado amagó para adentro y salió para afuera ridiculizando al defensor posteriormente vendido a Manchester City en 90 millones de euros. Así se metió casi hasta las entrañas del área chica para cederla de derecha a Julián Álvarezla posibilidad de marcar su doblete.
Messi festejó de cara a la locura de los hinchas argentinos y recibió el abrazo agradecido de sus compañeros, sobre todo de la Araña, que había picado también a los 38' del primero con una corrida memorable desde mitad de cancha que lo convirtió en una topadora y concluyó de manera muy parecida al tercer gol de Argentina ante la por entonces Holanda en la final del Mundial '78.
El lapidario 3-0 final dejó en claro que los dirigidos por Lionel Scaloni eran serios candidatos para levantar la Copa del Mundo, para materializar de una vez por todas el sueño dorado de un jugador que a sus 35 años y con el peso del cansancio de 6 partidos en 20 días, frotó nuevamente la lámpara en la semifinal y no dejó dudas de que era merecedor de la gloria eterna.