Cinco métodos caseros para limpiar una sartén quemada

Cómo dejar este objeto como nuevo con ingredientes que tenés en tu casa.

El uso frecuente hace que las sartenes vayan perdiendo su adherencia interior y que se presenten especialmente “negras” por la parte de abajo, la que está en contacto directo con el fuego.

Para limpiarlas, podés probar algunos de los siguientes trucos:

Agua caliente y detergente

Es especialmente aconsejable para sartenes con cobertura antiadherente para desprender lo quemado evitando restregar fuerte y dañar la delicada superficie.

– Echá agua en el interior de la sartén y añadí, además, un buen chorro de detergente.

– Llevala al fuego y esperá a que el agua se caliente.

– Cuando veas que empieza a hervir, retirala del fuego y dejá que se vaya enfriando.

– Una vez que el agua esté templada, pasá una esponja -suave y que no raye- por las zonas quemadas para desprender los restos pegados.

– Enjuagá muy bien y secá.

Bicarbonato y vinagre

Sirve, además, para recuperar el brillo.

– Lavá la sartén como hacés normalmente y secala bien.

– Dale la vuelta y colocala sobre un paño limpio, de manera que la parte que está en contacto con el fuego, probablemente la más quemada, quede a la vista.

– Extendé una capa generosa de bicarbonato que cubra bien toda esa parte de abajo, incidiendo sobre todo en las áreas más quemadas.

– Poné una servilleta o papel absorbente encima del bicarbonato y terminá rociando con vinagre blanco, de manera que todo el papel quede empapado pero sin deshacerse.

– Deja que actúe sobre la superficie quemada al menos 2 ó 3 horas. Pasado este tiempo, retirá el papel restregando suavemente y terminá fregando la sartén como hacés normalmente.

Sal gruesa y papel aluminio

Solo es válido para las tradicionales sartenes o planchas de hierro. Si la tuya, con el uso, fue acumulando partículas quemadas, eliminarlas es importante por la salud (ingerir esa carbonilla no es saludable), y para lograr una óptima cocción de los alimentos.

– Podés hacerlo echando en la sartén unas cucharadas de sal gruesa y un poco de agua.

– Hacé una bola ligeramente aplastada con papel de aluminio y pasalo por toda la superficie de manera que los granos de sal hagan un efecto de arrastre y eliminen la capa quemada.

Dentífrico y limón

– Mezclá un poco de dentífrico con unas gotas de limón para que quede una pasta que puedas extender por debajo y por los laterales exteriores de la sartén.

– Dejá actuar aproximadamente una hora.

– Pasado ese tiempo, usá medio limón para pasarlo sobre toda la zona quemada.

– Lavá la sartén para retirar la pasta con las partículas quemadas que desprendieron. Si la capa quemada es muy densa, añadí al dentífrico y al jugo de limón una cucharadita extra de bicarbonato para una eficacia aún mayor.

Arcilla verde

– Mezclá un poco de esta arcilla con unas gotas de aceite de oliva para que puedas extenderla bien por toda la superficie quemada, interna y externa.

– Dejá actuar unos minutos y restregá suavemente (sin apretar) con un cepillo o esponja que no raye.

– Retirá la arcilla enjuagando la sartén con abundante agua templada y secala antes de guardarla.