Desde su ascenso al estrellato mundial como guitarrista principal y alma mater de los Rolling Stones en los sesenta, Keith Richards alimentó el mito del muchacho malo refugiado en las drogas y el rock 'n' roll durante décadas, aunque ya en los últimos años, especialemente tras el lanzamiento del documental Under the Influence (2015), empezó a mostrarse más como lo que es, una verdadera leyenda.

En 1973, la revista de británica New Musical Express clasificó a Richards como la estrella de rock con más probabilidades de morir en un año. Medio siglo después, todavía está aquí y, a diferencia de sus contemporáneos dioses de la guitarra como Jimi Hendrix o su ex compañero de banda Brian Jones, quienes murieron a los 27 años, Richards ha llegado a los 80 y sigue rockeando. 

Keef, como se le conoce, varió con la edad sus hábitos de consumo, pero todavía le gusta tomar una copa de vez en cuando, dice. A pesar de todo, nunca dejó de tocar música y dejó sus inimitables licks rockeros en el último álbum de los Rolling Stones, Hackney Diamonds.

Una vida dedicada al rock & roll

Keith Richards nació en Dartford, Kent, el 18 de diciembre de 1943. Su madre le compró su primera guitarra cuando era niño y se inspiró en la música de Louis Armstrong y Duke Ellington. Mientras asistía a la Dartford Technical High School for Boys, fue reclutado para el coro de la escuela donde cantó como soprano e incluso actuó para la reina Isabel II en la Abadía de Westminster. Pero pronto desarrolló una vena rebelde y prefirió la música de Chuck Berry. Finalmente fue expulsado de la escuela por ausentismo escolar. 

Richards se reencontró con su viejo vecino Mick Jagger en una estación de tren en 1961 y pronto se unió a su banda de covers amateur, Little Boy Blue and the Blue Boys. Posteriormente, esta banda se fusionó con Blues Incorporated, con Brian Jones, y en 1962 se convirtió en los Rolling Stones. 

Veinticuatro álbumes de estudio después y con ventas estimadas de más de 200 millones de discos, los Stones es considerada como la banda más influyente de todos los tiempos. Entre 1968 y 1973, Keef jugó un papel decisivo en una serie de álbumes de rock fundamentales, incluidos Let it Bleed, Sticky Fingers, Beggars Banquet y Exile on Main Street. Con Mick Jagger, escribió la mayor parte del catálogo de los Stones, formando una colaboración tan respetada como la de John Lennon y Paul McCartney.

"Lidiar con la fama y la presión"

Pero las drogas amenazaron con poner fin a su carrera (y a su vida) mucho antes de que Richards alcanzara la inmortalidad del rock.

El consumo excesivo de heroína en la década del setenta dio lugar a una serie de cargos penales por posesión, incluido uno por tráfico de drogas en Toronto en 1977 que podría haber llevado a la cárcel durante siete años.

En un documental de la BBC de 2022, dijo que se entregaba a la droga "para lidiar con la fama y la presión".

En una entrevista con The Telegraph dijo que "la fama ha matado a más tipos con mucho talento que las drogas". Ahora, con los años cuando necesita escapar del centro de atención no es a través de las drogas. "Siempre tengo un libro a mano. Me mantiene cuerdo. Y, ya sabes, posiblemente sea algún lugar donde me escondo. No estoy hecho para ser una estrella del pop, y tengo que lidiar con eso, pero a veces es un dolor de cabeza, honestamente. Y por eso, de vez en cuando durante el día, simplemente me retiro a los libros".