Hugo Schnell y Mama Antula: “La gente trata de aferrarse a algo, a mi me sirvió para todo”

Hizo 40 copias y ya le quedan pocas. Cada vez que alguien le pregunta no duda en darles una estampita y compartir lo que le pasó.

El 10 de abril, minutos antes de las 20.30hs, Hugo Schnell, como todos los días, atendía su verdulería ubicada en General Paz al 7.400. Aún jubilado, a sus 80 años, sigue trabajando en ese local que es su vida.
Sorpresivamente, un hombre ingresó al negocio y lo apuñaló al menos tres veces para llevarse cinco mil pesos. Como pudo, Hugo salió y pidió ayuda a los vecinos. A los 7 minutos del ataque, una ambulancia lo estaba trasladando de urgencias al Hospital Cullen.

La herida más severa fue la que le impactó de llenó en el corazón, y que luego de una cirugía, lo tuvo cuatro días en terapia intensiva.

Pero lo que pasó, más allá de lo trágico de su ataque, fue su recuperación, milagrosa, y a quién se la adjudicó el propio Hugo: a Mama Antula.

“Le prendía una vela para ver si podía ayudar a mi mujer a dejar de fumar” contó Hugo sentado frente a un estantería completa de cajones de frutas y verduras. A su izquierda, junto a la caja registradora, hay una pila de copias de esa estampita de Mama Antula a la que le pidió la ayuda.

“Esa me la regaló la señora de Perusini, -la mamá de Claudio, el milagro santafesino de Mama Antula-” reveló Hugo sobre el origen de esa estampita que le llegó de la propia mano de su vecina. “La anécdota de la mamá es que cuando él se estaba muriendo, suena el teléfono y la señora piensa que la llaman para decirle que se terminaba todo”. La mujer fue a la verdulería y todavía sin creerlo, le contó sobre la milagrosa recuperación de su hijo.

“Cuando vos estás en terapia tenes tantas horas para pensar, y ahí entré a atar los hilos y me di cuenta que era un milagro de Mama Antula. ¿De dónde sacas una ambulancia en 7 minutos? Estaba acá, y con un médico. Si no estaba, yo no estaba acá” relató sobre las situaciones que lo llevaran a considerarse el primer milagro de la santa argentina, después de su canonización.

“Hasta el quirófano fui consciente, lo que no me imaginé es que tenía el corazón perforado, tenía 19 puntazos por todos lados. En terapia estuve como cuatro días y después a sala unos cuatro más. Cuando viene una de las doctoras que participó en la operación me preguntó si sabía lo que había pasado  y me dijo que llegué medio muerto. Se dio todo, para que yo esté acá, a tal punto que cuando me bajaron en el Cullen, iba con la camilla al quirófano haciendo willy” agregó al relato.

Sobre Mama Antula, asegura que lo que más le conmueve es su historia: “Hizo 5 mil kilómetros a pie en el año 1700 y pico, en patas, porque no había nada. Con un chico que tiraba del carrito con lo que la gente les daba para comer, y dos o tres chicas que la acompañaban”.

“La gente trata de aferrarse a algo, a mi me sirvió para todo” concluyó sobre lo que le tocó vivir y que no le deja bajar los brazos, ya que como todos los días, pero al estado actual de la sociedad, no duda en seguir con su vida, atendiendo su verdulería de General Paz al 7.400.