Los motivos por los que la Copa América se juega en estadios vacíos
El certamen que se disputa en Estados Unidos no termina de captar la atención del público local y la mayoría de los partidos no contaron con canchas colmadas, pese al atractivo de que la juega la Selección Argentina, campeona del mundo, y Lionel Messi.
Desde el 20 de junio se está disputando la Copa América 2024 que se realiza en Estados Unidos y a poco de que finalice la fase de grupos, un rasgo que ha quedado en evidencia en lo que va de la competición es que ha costado captar la atención de los simpatizantes, especialmente los locales. La gran mayoría de los encuentros se han disputado en estadios semivaciós, con excepción de los dos que jugó lel flamante campeón del mundo, la Selección Argentina, uno de los cuales fue el inaugural y que además cuenta con el condimento extra de tener a Lionel Messi entre sus filas.
El primer factor que sobresale en cualquier inento de explicar este fenómeno es el aspecto cultural. Como sucede en cada edición de este certamen, el país que más aficionados aporta en los estadios es el organizador, pero la Conmebol, en conjunto con la Concacaf, eligieron como sede a Estados Unidos, que no cuenta con una tradición futbolera y en los encuentros de la Major League Soccer (MLS) tampoco moviliza multitudes.
Pero esta no es la única razón. También hay que tener en cuenta el aspecto geográfico. La sede se ubica en lo más arriba del continente americano y, por ejemplo, a la Argentina la separan nos 9 mil kilómetros de Estados Unidos, sumado a que el anfitrión es una nación muy extensa, con gran distancia entre ciudades que funcionan como sedes.
En paralelo, los valores de las entradas que determinó la Conmebol tampoco ayudan. Las butacas más económicas rondan los 100 dólares o más, mientras que en algunos encuentros el monto superó los 200. Hasta ahora la organización informó que tanto el encuentro inaugural entre Argentina y Canadá, como el clásico con Chile por la segunda fecha, fueron los dos partidos a estadio lleno.
Sin embargo, para el compromiso con los trasandinos el costo de los tickets subió hasta 500 dólares, lo que empujó a que tampoco los argentinos coparan los estadios, sino que en realidad se llenó por los fanáticos de distintas nacionalidades que llegaron para ver a Messi.
En el caso argentino hay que sumarle la compleja situación económica del país, lo que reduce las posibilidades para viajar a Estados Unidos. Por ejemplo, un pasaje económico hacia Miami, donde jugará la Albiceleste el próximo compromiso ante Perú, no baja de 800 mil pesos.
Esta situación contrasta con lo que está sucediendo en Europa a partir de la disputa de la Eurocopa que se juega en Alemania y se desarrolló ante tribunas colmadas. Las dos principales diferencias son, por un lado, que las entradas van desde 32 dólares a 200 en asientos no premium, y en segundo término, que la sede no solo es un país con gran historia futbolística, sino que además no dista de más de 1500 kilómetros de la mayoría de los países que la juegan.
Este fenómeno de una competencia de semejante calibre que despierta poco interés ya se replicó en el Mundial 2022 que se jugó en Qatar, donde el fútbol tiene nula importancia. La tendencia se había empezado a notar en Brasil 2019, la anteúltima edición -en 2021 se jugó en pandemia-, durante los primeros partidos. Como contrapunto, en la Copa Centenario 2016 que también albergó Estados Unidos batió el récord de espectadores del torneo al concentrar a 46.373 personas en promedio por partido.