Los rumores comenzaron a florecer mientras los primeros rayos de sol golpeaban la Ciudad de Buenos Aires. Matías Patanian, vicepresidente de River, y el representante de Iker Muniain mantuvieron una reunión en Madrid que alimentó la ilusión de los hinchas millonarios de ver al vasco, fanático del club, con la banda roja sobre su pecho. Si bien se muestran cautelosos desde la dirigiencia del equipo argentino, apareció un puntapié clave para concretar su llegada y está relacionada con Paulo Díaz, uno de los caciques del plantel de Martín Demichelis.

Después de una serie de burocráticos trámites, el chileno consiguió sacar la ciudadanía argentina y liberó un lugar en el famoso cupo de extranjeros. Hasta ahora, River tenía ocupados los seis que permite la AFA con el zaguero, Adam Bareiro (paraguayo que llegó en este mercado de pases a cambio de 4,5 millones de dólares), Nicolás Fonseca (Uruguay), Miguel Ángel Borja (Colombia), Agustín Sant'Anna (Uruguay) y Sebastián Boselli (Uruguay).

De acuerdo a lo que indica la reglamentación de la AFA, solo cinco de los extranjeros tienen permitido firmar la planilla, mientras que uno debe quedarse afuera. Sin embargo, con la nacionalización de Díaz, el cuerpo técnico de Martín Demichelis podrá disponer de todos los jugadores nacidos en otros territorios sin necesidad de dejar a alguien afuera de la convocatoria.

Este gesto del defensor marca también sus ganas de seguir vinculado al club, con el que renovó su contrato hace unos días hasta diciembre del 2027. Durante la Copa América, había manifestado que su sueño era jugar en Europa, pero decidió quedarse un tiempo más en Núñez pese a algunas ofertas que recibió del fútbol árabe.