Rafa Nadal ganó y será rival de Djokovic los Juegos Olímpicos

Tuvo que sufrir y aguantar, pero el tenista español derrotó a Marton Fucsovics, por 6-1, 4-6 y 6-4, y ahora se cruzará con el serbio en París 2024.

Rafael Nadal resistió a la amenaza del adiós y a otra eliminación prematura en la Philippe Chatrier y sacó adelante el mano a mano con el húngaro Marton Fucsovics, por 6-1, 4-6 y 6-4, para instalarse en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos Paris 2024, donde ahora deberá enfrentarse ni más ni menos que a Novak Djokovic.

 

El serbio, que disfrutó de un benévolo trámite en su estreno en París, desafió a Nadal y le propuso un cara a cara en segunda ronda. "Yo ya he cumplido mi parte. Ahora tiene que cumplir con la suya", dijo cuando todavía el español tenía pendiente su compromiso y aún estaba en el aire su salida a la cancha. Ahora ya hay duelo, uno más para la leyenda.

Por momentos Nadal coqueteó con una derrota inesperada ante un adversario menor. Pero es habitual en los tiempos recientes del ganador de veintidós Grand Slam que cualquier jugador con cierto rango se vista de 'top ten'. Fue un desgaste mayor del pensado para un jugador aún falto de torneos, de minutos en pista y tocado en el muslo derecho. Nadal disipó las dudas y se adentró en el cuadro principal después de testar su físico y comprobar las sensaciones de su cuerpo después del esfuerzo del encuentro de dobles del sábado junto a Carlos Alcaraz ante los argentinos Máximo González y Andrés Molteni.

Nadal mostró un alto nivel en el primer set en su pista favorita, la principal de Roland Garros. Ya lo hizo en el partido de parejas, en el que asumió el liderazgo y tiró de Alcaraz durante muchos momentos. Y continuó ante el húngaro en el estreno de éste como olímpico. No dio síntomas de tara alguna en el muslo el ganador catorce veces en París, que se movió con agilidad sin aparente problema al principio. 

El húngaro, que perdió en los tramos iniciales de los tres Grand Slam que disputó hasta el momento y que cuenta como principal referencia con el título en Bucarest este año que añade al de Ginebra hace seis temporadas, fue desarbolado desde el inicio del duelo. No pudo frenar Fucsovics la aceleración con la que emprendió el compromiso el español, que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía un 3-0 de su lado. Logró un juego el húngaro que sirvió para maquillar la primera manga. En media hora, Nadal tenía la mitad del trabajo hecho.

Otra cosa fue el segundo acto, en el que dio la sensación de que Nadal se quedó sin energía. Por primera vez Fucsovics se hizo con el saque del español y desniveló la manga. Fue a contracorriente el balear, al que los tiros no le corrían como al principio. Al que le costaba cerrar los puntos, seguir el ritmo del magiar, que parecía volar.

La fe, el empuje, santo y seña del ganador catorce veces en París, lo acercó al arreglo. Rompió y sacó para igualar. Pero no lo aprovechó. Le falta continuidad, alargar el esfuerzo. Fucsovics no se vio en otra. Igualó el encuentro. La sombra de una nueva derrota en primera ronda, como en Roland Garros, volvió a planear sobre Nadal. Se resiste a ello el público de la central de París, que buscó el impulso de su leyenda. Emergió Nadal de nuevo y se resistió al adiós. Se recuperó en el tercero, el definitivo. Se hizo con el saque del húngaro y cerró el triunfo después de dos horas y media.

Sigue Nadal en París. En dobles y en individual. Sigue su idilio con la capital francesa. Detrás queda el costo y las consecuencias del esfuerzo.